Uno de los hijos de Fajarnés, Mariano Ramón, agradeció a todos su asistencia y quiso recordar a su padre como una «buena persona, entusiasta y que quería a Ibiza». | MARCELO SASTRE

La iglesia de Santa Creu de Ibiza se llenó en la tarde de ayer para despedir a Ernesto Ramón Fajarnés (Ibiza, 1933-2019). Familiares, amigos y algunos rostros conocidos de la sociedad ibicenca quisieron dar su último adiós al conocido empresario turístico, «un hombre justo, trabajador, serio y siempre, totalmente entregado», según destacó el párroco que ofició la misa, Enrique Torres, quien añadió que «Ernesto fue considerado por todos el fundador de algo que ha hecho cambiar nuestra isla, lo que conocemos como turismo».

Minutos antes de las 4 de la tarde, decenas de amigos y conocidos del fallecido se reunían a las puertas del templo para recibir el féretro de Fajarnés, que fue portado por familiares hasta el interior de la parroquia.

Un entusiasta que quería a Ibiza
La celebración estuvo cargada de emotividad. Entre las lágrimas y el dolor de sus familiares más cercanos, uno de sus hijos, Mariano Ramón, consiguió sacar alguna sonrisa recordando cómo era su padre, «una buena persona, entusiasta y que sobre todo, quería a Ibiza». También los nietos del fallecido tuvieron unas palabras de despedida con las que agradecieron a su abuelo haberles enseñado «el significado de lo que es tener una familia» y recordaron momentos especiales junto a él, como «las partidas al Monopoly». Palabras que hicieron a los asistentes romper en aplausos.

Entre los asistentes al funeral, el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Marí quiso destacar «la calidad humana» de Ernesto quien fue reconocido con la Medalla de Plata del Consell pero también por otras instituciones. «El mundo del turismo no se entendería sin su figura», señaló.

Por su parte, Juan Riera, presidente de Pimeef Restauración, destacó que Fajarnés «ha sido un referente en la historia de Ibiza» y que «merece todos los honores habidos y por haber».