Los alumnos junto a Guillermo Rodríguez barroso preparando la tierra para plantar las semillas. | Arguiñe Escandón

La finca experimental de Can Marines ubicada en el municipio de Santa Eulària, acogió esta semana cuatro jornadas de cultivo biointensivo, organizado por Amics de la Terra. El curso comenzó el lunes y se prolongó hasta el jueves.

La iniciativa tenía el objetivo de promover técnicas agroecológicas en espacios pequeños, que resulten en un elevado rendimiento productivo con pocos insumos y mínima inversión. La filosofía se basa en «ser capaz de autoabastecerse sin recursos que vengan de fuera del cultivo», apuntó Juanjo Torres, coordinador del proyecto de Amics de la Terra. Incluso, elaboran su propio compost con paja, residuos de cosecha y alfalfa para aportar nitrógeno.

El método de cultivo biointensivo dice que hay que utilizar un 60% del espacio para cultivos de carbono (legumbres y cereales), que van a servir para aportar nutrientes después al suelo; un 30% para calorías (tubérculos), que van a producir alimentos; y un 10% para vitaminas y minerales (verduras).

Un total de 23 alumnos, nueve de ellos del centro de Cas Marines, participaron en el curso que tenía un coste de 60 euros para todos aquellos que no fueran estudiantes del Centro.

El método, según indicó Guillermo Rodríguez Barroso, ingeniero agrónomo de Amics de la Terra, tiene ocho principios básicos: «preparación profunda del suelo con doble excavación hasta 60 cm para que la raíz pueda adquirir más variedad de nutrientes y más humedad; uso de compost frío con mucho carbono orgánico; cultivos de carbono para que produzcan biomasa de calidad para después poder producir el abono; asociación de semillas y plantas de cultivo; siembra cercana, uso de semilleros y siembra en triángulo para aprovechar al máximo el espacio; semillas naturales autóctonas; cultivos de calorías para la alimentación; e integralidad, es decir, que todos los principios funciones si son aplicados juntos».

Barroso aconseja «adoptar el método pero adaptarlo al contexto de la realidad, dado que cada suelo y clima tiene sus peculiaridades». El proyecto pretende inspirar a los participantes a montar huertos con las mismas técnicas y que hagan un control del rendimiento durante los próximos dos años. El proyecto cuenta con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica a través de la Fundación Biodiversidad.

Sandra Blau, alumna del curso, señaló que tiene la agricultura «como hobby», por lo que intenta asistir a «todos los cursos relacionados con el tema». En su casa planta «tomates, pimientos y patata», concluyó.

Así mismo, este año por primera vez, se impartirá un ciclo de grado superior de Agroecología en el municipio. Los alumnos podrán experimentar en la finca de Cas Marines y mantener el proyecto.