El historiador Antoni Ferrer Abárzuza fotografiado ayer en unos trabajos arqueológicos en los que participa en Jesús. | DANIEL ESPINOSA

El destacado historiador ibicenco y especialista en Historia Medieval Antoni Ferrer Abárzuza (Eivissa 1970) presentó ayer en la Sala Villangómez de la Biblioteca Municipal de Ibiza junto a la directora del Arxiu Històric d’Eivissa i Formentera, Fanny Tur, el libro Los esclavos en la isla de Ibiza desde el siglo XIII al XVIII. Un opuscle inacabat d’Enric Fajarnés i Tur. Ambos han colaborado en su edición con motivo del treinta aniversario de la inauguración del archivo, él haciendo la edición crítica y Tur el epílogo biográfico.

—Usted hizo su tesis doctoral sobre el tema de los esclavos de Ibiza y es uno de los mayores expertos en España de este tema. ¿Qué puede aportar este ejemplar a la historia pitiusa?
—Realmente no hay muchas novedades pero sí que nos da una visión muy importante de cómo trabajaba Enric Fajarnés i Tur. Gracias a los textos consultados y que donó Enrique Fajarnés Ribas al Arxiu Històric d’Eivissa i Formentera me he dado cuenta que era una persona muy avanzada para su tiempo.

—¿En qué sentido?
—Pues porque cuando Ana Colomar, que por aquel entonces sustituía a Fanny Tur, me propuso consultar los documentos me esperaba unos textos más decimonónicos teniendo en cuenta que vivió entre 1858 y 1934 . Sin embargo, he descubierto que era una persona muy inteligente que cuando elegía los temas se documentaba muy bien para no ser un historiador profesional.

—Sin embargo, es una obra inacabada...
—Sí. De hecho son una serie de notas que él fue tomando según se documentaba y, por eso, otro aspecto interesantes de este trabajo ha sido bucear en su forma de trabajar. Ha sido apasionante ver sus notas, tomadas a mano, a modo de borradores, en las que iba reescribiendo, borrando, añadiendo cosas, y todo ello a mano. Algo que ya sería casi imposible, sobre todo desde que tenemos ordenadores y podemos darle a la tecla de borrar texto.

—¿Cómo era entonces su proceso?
—Pues muy metódico y detallista, como era él, un apasionado de las cifras y las estadísticas. Pero además he comprobado cómo se le daba muy bien investigar en el Arxiu, al que conocía muy bien, y como incluso hace referencia a algunos documentos que ya han desaparecido o se han extraviado sin que sepamos el motivo. Además, según cita, consultó documentos que nosotros no conocíamos, lo que habla maravillas de su trabajo concienzudo y apasionado.

—¿Y datos arqueológicos?
—Pues también aunque de una forma muy rudimentaria, acorde con la época en la que tomó las notas, a finales del siglo XIX. De hecho es muy curioso e interesante cómo habla de unos restos encontrados de una tibia con una anilla de hierro y cómo a partir de ahí comienza a revisar documentos para acabar deduciendo y comprobando fielmente, con documentación de la época, que había ordenanzas en las que se habla de que a los esclavos se les ponían estas argollas. Y lo hace con un estilo y una forma de trabajar muy avanzada para su época, consultando varias fuentes, algo que no se ve hasta mediados de los años 50 del siglo XX, mucho después de su muerte.

—Hablando de la esclavitud, ¿cómo fue en Ibiza?
—Pues Enrique Fajarnés i Tur comienza sus notas en el siglo XIII, la época más desconocida documentalmente hablando. Sí podemos deducir que tras la conquista cristiana de la isla por las tropas de Guillem de Montgrí en 1235 la mayor parte de la población de Ibiza, que era musulmana, pasó a convertirse en cautivos o esclavos, cambiando radicalmente su vida.

—¿Y los corsarios? Este es un tema del que se ha hablado mucho...
—Porque hay mucha documentación. Fue casi inmediatamente después de la conquista cristiana y sabemos que el principal botín de estos corsarios eran las personas. Por eso cuando volvían a las isla, tras haber hecho una fuerte inversión en su compra, se les destinaba a todo tipo de trabajos como la agricultura, la construcción de viviendas, la reparación de las murallas o la extracción de la sal. Y te puedes imaginar que sus condiciones no eran especialmente buenas.

—¿Hasta donde llegó la investigación de su tesis?
—Pues analicé los siglos XV y XVI de los que hay mucha documentación pero me paré en el siguiente. Pero no descarto seguir más adelante porque me encanta el tema y porque es algo que no está estudiado a pesar de que hay mucho donde mirar, con una documentación enorme y muchos protocolos notariales.