Los asistentes a la jornada de ayer tuvieron la oportunidad de recoger y mondar flores de azafrán. | MARCELO SASTRE

Hubo un tiempo, no hace mucho, en que todas las fincas de la isla tenían su trocito dedicado al azafrán. Se recogía antes del invierno y se secaba en un cedazo sobre el carbón, con cuidado de secarlo pero no quemarlo.

Hoy en día, apenas se cultivan en la isla las flores de las que se extrae este preciado producto, sobre todo porque cada vez hay menos fincas dedicadas a la agricultura. Entre las que resisten está la de Can Joan Fornet, que recuperó hace tres años Toni Tur, abogado de formación que decidió aventurarse a recuperar las tierras de sus abuelos. Este año ha tenido su primera cosecha de azafrán.

Medio centenar de personas pudieron conocer en esta finca cómo se planta y se cosecha este «oro rojo» dentro de las jornadas gastronómicas del programa Ibiza Sabor que impulsan el Consell d’Eivissa y Pimeef.

Tur cuenta que el cultivo del azafrán es peculiar. Los bulbos de los que se recogerán las flores se siembran en una zona concreta. Tras la cosecha darán lugar a nuevos bulbos que darán flores el otoño siguiente y así durante cuatro años. «Es un cultivo que consume unos nutrientes muy concretos que agota en la tierra. A los cuatro años su producción decae y hay que quitarlos y sembrarlos en otros sitio. En ese terreno no se podrá volver a sembrar azafrán hasta pasada una década», explica Tur.

También es delicada su recolección. Se debe hacer a primera hora de la mañana, antes de que le den los rayos del sol. Una vez recogida la flor, ese mismo día, se monda y se procede al secado de los estigmas en una deshidratadora.

La cosecha de este año ha sido de unos 250 gramos de azafrán, obtenido de miles de flores, que se distribuirá por venta directa y a través de Ecofeixes.

Los asistentes también pudieron probar un coulís de higos con canela, cremoso de chocolate blanco y azafrán de Can Fornet, bizcocho de almendra tostada, miel de romero y azafrán tostado de Can Fornet, una delicia creada para la ocasión por el pastelero de Es Ventall Matías Trelis, ganador del certamen de cocina y pastelería de Baleares por segundo año consecutivo.