El buen tiempo acompañó durante la jornada y fueron muchos los residentes de toda la isla que no quisieron perderse esta feria. | Toni Planells

Para Catalina, el truco está en el tiempo. Mientras se come la frita de polp que han hecho en uno de los puestos, cuenta que el pulpo debe estar tierno, pero tampoco demasiado blando y que la cebolleta, el ajo y la patata prácticamente se tienen que deshacer. La que tiene en el plato le convence y así lo hace saber.

Pero no solo de frita de polp vive el ibicenco, la segunda edición de la Fira del Polp de Sant Miquel ofrecía ayer al cefalópodo cocinado en versiones de lo más variopintas y que, sin duda, harían poner una mueca a los mayores más tradicionales. Desde makis de pulpo al pulpo en focaccia, el carpaccio de pulpo o una ensalada poke de pulpo. Los 11 puestos que ocupaban el carrer de s’Esglèsia desde su inicio hasta la carpa que se instaló para el evento ofrecían diferentes recetas, pero la frita de polp era la que más se repetía en los carteles y la reina entre las tapas de la jornada.

A Helena y Fran les encantó. Ella, sevillana, y él, malagueño, llegaron para trabajar en hostelería el pasado mes de abril y han podido quedarse también en invierno, aunque no era su plan inicial. A Fran le salió trabajo de reponedor en un supermercado y Helena espera encontrar trabajo pronto, pero si no surgiera dice que sabe que podrá trabajar la próxima temporada. Desde que llegó el otoño dicen que se animan a ir a todas las fiestas que ven en los carteles y anuncios en prensa, sobre todo las gastronómicas y musicales. «En Málaga se hace el pulpo sobre todo frito, pero aunque esto se llame frita tiene más sabor, es como más elaborado y yo me quedo con éste», valora Fran con un guiño.

El buen tiempo favoreció que mucha gente se animara a acercarse a la feria y a muchos les llegó a sobrar la chaqueta e incluso el jersey. Las mangas cortas y los tirantes se veían de tanto en tanto. La gente se acomodaba en bordillos, escaleras y jardineras a degustar sus tapas y las bebidas. A mediodía muchos buscaban las sombras a pesar de estar ya casi en invierno.

El reloj no marcaba todavía las 15.00 horas previstas para la paella popular cuando un hombre anunció desde el escenario de la carpa que ya estaba lista. La paella está cuando está y tampoco hay que dejar que el arroz se pase. Todos aquellos que habían adquirido su tique a 10 euros se acercaron a la barra a por su plato. Las cantidades se habían hecho para 300 personas y, si bien se veían platos de paella en todas las mesas dispuestas bajo la carpa, algo llegó a quedar en las enormes fuentes que se sacaron para repartir.

«Poco pulpo veo yo en la paella», comentaba un hombre, mientras otro, ibicenco, sonreía y le decía por lo bajo a un amigo: «¿Pero cuánto pulpo quiere ver en una paella?».

Los alumnos del CEIP Balansat ofrecían en su caseta los postres que habían elaborado entre ellos y sus progenitores para recaudar fondos para el viaje de estudios.

Durante la jornada se pudieron escuchar los conciertos de José Rulo, la Orquesta Chimichurri y el Show Latino con Jacovich. También estaba prevista la actuación del humorista Jaime Gili.

Ya por la noche estaba prevista una fiesta ‘Vintage’ con varios DJ residentes hasta las 23.00 horas.