El concierto, que constó de tres partes claramente diferenciadas, fue seguido por cientos de ciudadanos de la localidad. | DANIEL ESPINOSA

Los coros de l’Urgell y Sant Josep ofrecieron su tradicional concierto de Navidad, que ayer cumplió su XXI edición con un gran éxito de público. El director de ambos, Jordi Martí, declaró ayer que ésta es ya «una cita clásica en la Navidad de Sant Josep», debido a que se juntan los niños del colegio, los adultos del coro y la gente del pueblo, que también puede participar. Desde la primera vez en que se hizo este concierto, las dos agrupaciones han compartido escenario.

Ayer empezó el espectáculo el coro de l’Urgell, que pertenece al colegio de Sant Josep, y está compuesto por alrededor de 115 ó 120 niños y existe desde hace 22 años. En la segunda parte del concierto apareció el coro de adultos de la población, formado por 45 personas. A ello hay que sumarle los músicos que acompañaron con instrumentos como oboe, piano, órgano de tubos y percusión.

La primera parte del concierto, que se celebró en la iglesia de Sant Josep, fue cantada sólo por el coro de niños y consistió en una batería de piezas de Navidad de autores contemporáneos, tanto españoles como extranjeros, «con arreglos muy bonitos y melodías atrevidas», según lo definió Martí. En cuanto a la segunda parte, el coro de Sant Josep la empezó con un clásico del compositor inglés John Rutter, del típico estilo británico, llamado Nana de la Navidad. También se interpretaron, entre otras canciones, el famoso White Christmas o la no menos conocida Oh Happy day, típicamente ‘gospel’, pero en una versión y con una letra navideñas.

Finalmente, los dos coros juntos interpretaron una canción escrita el año pasado por Bartomeu Tur, un antiguo alumno del coro y del colegio y que estudia en el Conservatorio de Madrid. Dicha pieza parte de una poesía compuesta por Paca Marí Tur relacionada con el belén viviente que se monta en el pueblo. En palabras del director de las agrupaciones, fue «un final de fiesta muy bonito» del que disfrutaron los cientos de personas que acudieron a la iglesia. «Se ha convertido ya en una pequeña tradición y les gusta», dijo, orgulloso, Martí.

En su opinión, fue «un concierto de calidad», para el cual los niños estuvieron ensayando tres meses y medio. Por último, el director de los coros no quiso dejar pasar la ocasión de agradecer la colaboración de todo el pueblo, desde el Ayuntamiento a las asociaciones de vecinos.