El Govern balear aprobó ayer una subvención de 105.870,92 euros al Obispado de Ibiza «para sufragar los gastos ocasionados para la restauración del retablo y la rehabilitación de la iglesia de la Mare de Déu de Jesús».

Según informó ayer el Boletí Oficial de les Illes Balears, la iglesia del pueblo de Jesús «es una de las más emblemáticas de Ibiza y el elemento más relevante del conjunto histórico del pueblo, sido bien de interés cultural, con la tipología de conjunto histórico por parte del Consell d’Eivissa desde 1996». Además, «en su interior se encuentra una obra de gran valor patrimonial, su retablo construido por Roeric d’Osona a finales del siglo XV o principios del XVI, y también declarado bien de interés cultural desde 2010». Según los expertos, «es la obra de arte más extraordinaria de las iglesias pitiusas y una de las más bellas de la iconografía medieval en España».

Según la disposición, «el 22 de mayo de 2015 se firmó un convenio de colaboración entre el Consell d’Eivissa, el Ayuntamiento de Santa Eulària y el Obispado de Ibiza para la restauración del retablo, cuya cantidad ascendía a 47.531,56 euros, y para la rehabilitación del templo, por 58.339,36 euros». Además, se asegura que dichas cantidades aumentaron considerablemente debido a que la restauración «sufrió un retraso motivado por las obras de trabajos en el interior de la iglesia y por otros imprevistos, provocando que el retablo se tuviera que guardar con las correspondientes medidas de seguridad hasta su reinstalación a la finalización de los trabajos del templo».

Desde marzo de 2018
El retablo se puede volver a ver desde marzo de 2018. Atrás quedaron idas y venidas, varias polémicas por decisiones del exconseller de Patrimoni i Cultura David Ribas y cuatro años de intenso trabajo en los que la empresa Mitra Restaura SL llevó a cabó cuatro fases dirigidas por el Instituto del Patrimonio Cultural de España.

En la primera se hizo un mapa de daños «para reflejar las alteraciones sufridas por el retablo a causa de la humedad de la nave», la consolidación preliminar y el desmontaje y embalaje de las tablas del retablo. La segunda comenzó con el traslado a la zona de trabajo, donde comenzó la tercera, consistente en la limpieza superficial de la parte delantera y trasera de cada pieza, la revisión de los colores de las tablas, la consolidación de los soportes de madera que conforman las pinturas, la eliminación de los tornillos oxidados por la humedad y la reposición de los fragmentos de moldura desprendidos.

Después, durante seis semanas, las hermanas Viviana y Nadir López y Esperanza Madrazo viajaron hasta la iglesia de Jesús para la limpieza del barniz, el tratamiento de los dibujos, la reintegración cromática con materiales estables y reversibles, y la fijación de la policromía y el estucado, siguiendo el criterio de mínima intervención y respetando al máximo la obra. Por último, en la cuarta fase se colocó todo en el lugar original.

Además, de forma paralela, en la iglesia se hicieron trabajos para evitar futuros problemas con la humedad y la temperatura que pudieran afectar al retablo, como la instalación de luces LED, la eliminación del anterior sistema de calefacción y aire acondicionado, colocando un circuito de aire para ventilarla, y la instalación de un sistema de alarma.