Ancianos, voluntarios y estudiantes participaron en estas actividades que pretendían fomentar la participación de los jóvenes. | DANIEL ESPINOSA

El proyecto ‘Aprendizaje y Servicios: educar en voluntariado’ desarrollado desde octubre a diciembre por estudiantes del IES sa Blanca Dona y ancianos de Sa residència, puso ayer su punto y final con una visita de los mayores al centro de estudios. Actividad que finalizó un periodo en el que ambas generaciones han compartido una parte de su tiempo para demostrar que «tienen una función social».

En esta iniciativa organizada por Equipo Voluntario, el instituto y el centro de mayores, participaron hasta 145 alumnos, aunque 45 fueron los que se implicaron en mayor grado.

Estela Fuentes es una de las estudiantes de 3º de la ESO que ha participado, y esta era la primera vez que realizaba un voluntariado. «Hemos hablado de cómo era su vida, jugado a juegos de mesa o paseábamos; así que me da mucha pena que acabe porque son unas personas muy agradables y en muchos momentos me recordaban a mis abuelos», comentó la estudiante de Secundaria.

Una de las personas que ha disfrutado de su compañía ha sido María Mariner, una anciana de 97 años que se mostró «muy emocionada de ver a estos jóvenes tan contentos y animados». Para otro de los residentes, Vicent Ramis, es la segunda vez que participa en la propuesta. Este afirmó que «le ha gustado más que la primera» e invitó a todos los estudiantes a la residencia «con los gastos pagados».

Isabel Romero, una de las voluntarias que ha coordinado las actividades, subrayó que para ella fue «una experiencia increíble». «Se ha hecho un buen trabajo al concienciar a los jóvenes de que a los mayores no se les puede abandonar, que necesitan compañía, porque nosotros también llegaremos a ser mayores y es bonito que nos preocupemos de los mayores que están muy solos», aseguró Romero.

Como explicó el profesor a cargo de dicho taller, Albert Bleda, lo que se pretendía era convertir al alumno en «auténtico protagonista del cambio social» y «encender la llama del voluntariado, que en algunos casos continuará y en otros se apagará, pero siempre quedará algo». En este caso, los alumnos no tendrán notas que los clasifiquen, sino que los progenitores recibirán un informe en el que se indicará dónde destacará su hijo o hija en el futuro.
«Vivimos en una sociedad en que los jóvenes y también los mayores, no tienen ninguna función social, por tanto se quería demostrar que, tanto unos y otros, tienen un poder enorme para transformar la sociedad», argumentó Bleda.