Momento del tentempié tras el reconocimiento a los funcionarios, en el salón de plenos del Ayuntamiento. | Toni Planells

El último pleno del año en el Ayuntamiento de Eivissa, realizado en el día de ayer, congregó a tal cantidad de gente que se hubo de habilitar una sala anexa para darles cabida. Este bullicio no fue motivado por alguna polémica que encendiera a la sociedad.

La mayoría de los asistentes acudió, como suele ser propio de la época del año, motivada por una celebración. Muchos de los asistentes dijeron así adiós a la que ha sido su casa durante muchos años y se olvidaron de lo que es madrugar, el estrés o las horas extras.
Y es que hasta cerca de 20 trabajadores municipales, la mayor parte policías municipales, se jubilaron este viernes y podrán disfrutar de un merecido «descanso», como señaló el alcalde de Vila, Rafael Ruiz.

Vocación de servicio

El alcalde mostró su reconocimiento y agradeció todo el esfuerzo y dedicación, durante los años de su carrera profesional, a todos los funcionarios, personal laboral y sus familias, con un recuerdo de su paso por el organismo municipal.

«El Ayuntamiento es la institución más antigua de Ibiza y sus puertas siempre estarán abiertas para que sigáis opinando, para decir las cosas que se hacen bien o mal y hagáis ciudad, de la misma manera que lo habéis hecho hasta ahora», comentó Ruiz.

El portavoz del grupo popular municipal, José Vicente Marí, también agradeció su esfuerzo a los funcionarios por su «vocación de servicio público, que ha hecho que el Ayuntamiento salga a flote». Algo en lo que también ahondó el portavoz de Unides Podem, Aitor Morrás, como formación «defensora del sector público».

Además del personal que se ha jubilado durante este 2019, también fue reconocida una treintena de empleados que durante 20 años ha desempeñado su oficio al servicio del Consistorio.

Tras la entrega de premios y acreditaciones a todos ellos, el protocolo exigía que todos posaran para una foto en una escalinata lindante con el Ayuntamiento, ya que dentro del salón de plenos no era posible.

Sin embargo, a este pleno postrero del año se le conoce como ‘el pleno de la sobrassada’ por algo, así que, una vez recibidos los galardones, todos acudieron al edificio próximo, donde se llevó a cabo una fiesta de picoteo y la foto grupal brilló por su ausencia, en favor del segundo de los pecados capitales.