La terraza de un bar, repleta de gente en el día de ayer. | Toni Planells

La isla de Ibiza amaneció ayer, día de Navidad, bajo el sol y la buena temperatura que, en más de una ocasión, ha sorprendido durante los días de invierno a residentes y turistas. Así las cosas, muchos decidieron aprovechar esta festividad al aire libre.

Con una máxima de hasta 18 grados y con motivo de la fiesta que ayer se celebraba, familias y amigos se lanzaron a la calle e incluso dándose, los más valientes, un chapuzón navideño en el mar.

En el pueblo de Santa Eulària, los pocos establecimientos abiertos estaban repletos de gente, en su mayoría, en las terrazas, aprovechando los rayos de sol que brindó la mañana.
En la playa, sin embargo, sólo unos pocos se atrevieron a meterse en el agua. Eso sí, en la arena no faltaban los que disfrutaban de un pequeño pícnic.

«Estamos aprovechando el sol de hoy para despedirnos por este año de la playa», señaló Marta, vecina del municipio, que estaba con su hija de 3 años jugando en la arena. Confesó que «sólo» se mojaron «los pies», pero disfrutaron de volver a tener un día «playero».

«Es gracioso ver a gente en manga corta con gorros de Papá Noel paseando. Es bastante contrastante», manifestó entre risas Nerea, residente en Siesta.

Turistas como Nicole, procedente de Londres, disfrutaba junto a su pareja de un aperitivo en una de las terrazas del pueblo y aseguró estar «sorprendida de la temperatura tan cálida» que hacía en la isla de Ibiza en el mes de diciembre.

Asimismo, Pablo, de 8 años, sonreía feliz porque, «gracias al buen tiempo», pudo estrenar el «balón de fútbol nuevo» que le había traído «Papá Noel».

Fue, sin duda, un día de Navidad peculiar que, si no hubiera sido por la fecha en el calendario, recordaba más a una jornada primaveral que a una propia del último mes del año.