Vicent Marí, presidente del Consell d’Eivissa. | Toni Planells

Ibiza tiene muchas cosas de las que puede, con orgullo, presumir. Y lo hace. Sin embargo tiene algunas que avergüenzan a residentes y visitantes, pero no a los gobernantes porque si así fuera, les pondrían remedio, cosa que no sucede. Y no debe ser tan difícil, porque son graves deficiencias en algunos servicios públicos que no padecen el resto de islas. O no de tal magnitud. Todo está inventado y bastaría con copiar, pero como andamos siempre lamentándonos de lo que hacen o dejan de hacer los demás, así desviamos la atención y evitamos hablar de lo que debe hacer uno mismo y no se hace.
Días atrás tuve la osadía de tomar el autobús del aeropuerto a Vila. Llámenme inconsciente. Debo serlo. Busqué la parada fuera de la terminal pero se hacían obras y no estaba en servicio. Bueno, se trata de una simple marquesina sin información sobre cuánto tardará en llegar en siguiente bus, como sucede en casi todas partes hace años. No en Ibiza, claro.

La parada, como decía, había sido desplazada al principio de la terminal. No cerca, no. Lo más lejos que se podía. Y para complicarlo más, sin apenas indicación. Vamos, que había que buscarla y no era fácil. Y una vez encontrada la parada provisional gracias a las indicaciones de algún trabajador del aeropuerto, no crea usted que se les había ocurrido colocar algún cartel informativo de los horarios y de la ruta. ¿Para qué? Lo más normal es que uno acabe tomando un taxi y sanseacabó el suplicio, porque eso justamente es el transporte público de Ibiza, que depende del Consell d’Eivissa. Una auténtica calamidad.

Más que eso, una vergüenza colectiva.
Otra a su altura es la inspección técnica de vehículos, con una lista de espera de cinco meses. No por una circunstancia temporal o por causa sobrevenida, nada de eso. Llevamos así años. Pero como no se le puede echar la culpa a Mallorca de este desastre, pues los ibicencos ya se han resignado y se diría que les da igual. Lo de las ITV móviles, cuando las vea en funcionamiento, me lo creeré. Llámenme descreído.

Ni una sola palabra
Es de gran alivio leer las entrevistas que este pasado fin de semana se han publicado del presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Marí, muy combativo ante el Govern balear de Francina Armengol, pero tan despreocupado de problemas como el transporte público o la lista de espera de la ITV. Esas son competencias suyas, pero de eso no hemos leído ni una palabra. Será que no le preocupa. O que él no va en autobús. Lógico. Casi nadie lo hace si puede evitarlo.
Yo deseo que tales problemas se solucionen en 2020. Y que sea un año próspero y todos tengamos salud. Feliz año nuevo.