Rafael Tur, en la sede de Periódico de Ibiza. | DANIEL ESPINOSA

Como miembro de la asociación de vecinos de Rafal Trovat, Rafael Tur (Eivissa 1967) conoce bien la importancia de hacer una buena gestión del agua. Desde hace años esta asociación trabaja para fomentar la recuperación del acuífero de sa Serra Grossa, en muy mal estado, con pequeñas acciones en el entorno de esta zona para favorecer la infiltración de agua. Sin embargo, indica que estos pequeños gestos sirven de poco si la Administración sigue permitiendo que se agoten los recursos hídricos y se contamine sin poner una solución.

—Todos los partidos de la isla firmaron aquel Pacto por el Agua que impulsaron desde la Alianza en 2019, ahora que ya están todos colocados en instituciones, ¿qué se ha empezado a hacer?

—La Alianza, desde el momento en que nace hace tres años, ha tenido una parte cultural y educativa muy importante para la sociedad y para los políticos. Les hemos puesto a los políticos el tema del agua sobre la agenda, la han entendido y han visto que es una prioridad y una necesidad. El fruto ahora de ese Pacto por el agua es que la Alianza ha sido contratada por el Ayuntamiento de Santa Eulària, el de Ibiza y el de Sant Josep para crear las ordenanzas de sequía y ahorro de agua. Es verdad que hablamos de papel, pero empezamos a redactar normativas que reflejan esa cultura del ahorro que además exige la normativa europea. Con estas normativas podremos hacer una radiografía del estado actual de cada municipio en materia de consumo.

—¿En qué estado están?

—El de Ibiza casi acabado, el de Santa Eulària está en proceso y nos acaban de adjudicar la elaboración del plan de Sant Josep. Son unos proyectos para los que contamos con un hidrólogo y una ingeniera geóloga contratados directamente por la Alianza.

—¿Qué realidades se han encontrado con este trabajo?

—Principalmente que todos los municipios necesitan mucha inversión. El problema de la gestión del agua es que durante muchos años ha sido un tema secundario, no ha habido inversión y ahora hay que hacer inversiones muy importantes porque todavía hay redes que tienen muchas pérdidas. Cuando una red en alta pierde agua, pierde mucha agua. Es verdad que Sant Josep, por ejemplo, ha hecho una inversión muy grande en materia de la red de distribución, pero falta mucho por hacer. Luego aparte del tema de abastecimiento está el tema de saneamiento. Si no hay una buena red de alcantarillado no habrá una buena depuración y será imposible que haya reutilización.

—¿Tenemos alguna red adecuada de alcantarillado en Ibiza?

—No. Siguen estando juntas las redes de pluviales y de fecales, eso implica que todo eso va a la depuradora que lleva obsoleta 20 años. En la asamblea que tuvimos antes de Navidad se puso de manifiesto, por parte de todos los integrantes de la junta, la necesidad urgente de que se abran líneas en las cuales pueda haber un camino más rápido para solucionar problemas burocráticos. Lo que no puede ser es que tengamos que reparar una red de distribución de forma urgente y pasemos por el mismo filtro por el que pasa cualquier particular. Estamos hablando del atasco de unas obras de emergencia. Tiene que crearse un atajo con el que la propia administración pueda hacer sus obras de forma efectiva y rápida. Ahora mismo nuestro problema medioambiental es la administración. Las administraciones son conscientes de que tenemos un grave problema, pero su propio sistema alarga los tiempos por falta de un informe o un expediente.

—¿Qué proponen que se haga?

—La administración tiene que reducir esos tiempos. Cuando la administración contamina, contamina mucho. Cuando una depuradora no funciona, eso es catastrófico. Tenemos una depuradora que no funciona desde hace 20 años y una nueva que está paralizada por unos expedientes de expropiación. Necesitamos que haya voluntad de arreglar los problemas de hoy para mañana. Si no, pasado y si no, al otro. No podemos avanzar a los mismos tiempos que la administración cuando estamos contaminando tanto cada día.

—¿Cómo se pueden acelerar los tiempos y cumplir con la normativa?

—La Administración tiene fórmulas como la declaración de emergencia por ejemplo. El cierre de la tubería del emisario de Talamanca se hizo por declaración de emergencia y se detuvo en unos tiempos más razonables. Pero la depuradora sigue siendo la misma, por lo que el agua deficientemente depurada se está vertiendo en otro sitio. Pedimos que se trabaje en buscar atajos para que la Administración tenga su manera de ejecución rápida. Es inconcebible que les presentes a los administrados campañas de ahorro de agua cuando las megatuberías de distribución pierden una barbaridad.

—¿Existe un plan B mientras no se ponga en marcha?

—No hay plan B. Hay una depuradora en la que se ha hecho la parte industrial que ha costado 30 millones de euros que está finalizada. Pero estamos paralizados en el tema de expropiaciones y la obra civil todavía durará dos o tres años. Esto no es una broma. Las tuberías que van a llevar el agua hasta la depuradora son grandes como una habitación. No es que pongas un mecano, necesita un tiempo de ejecución importante, necesitas que la antigua depuradora se convierta en un centro de impulsión y necesitas la energía para impulsar esas megabombas que van a depurar 25.000 toneladas diarias de agua. Esa es la cantidad de agua que se tira ahora al mar sin depurar. La Conselleria de Medi Ambient se está convirtiendo en el mayor enemigo del medio ambiente de Ibiza y Formentera. Antes de Navidad la propia directora general apuntaba la zona entre las Pitiusas como de riesgo por contaminación. La que está contaminando es la Administración y lo reconoce. Somos muy críticos con esto, necesitamos que se haga una declaración de emergencia ya.

—¿La depuradora solucionará nuestros problemas de agua?

—Todos no, seguiremos teniendo problemas. El déficit viene de atrás. Necesitamos una red de alcantarillado que tenga separadas las pluviales y las fecales. Si no se hace esa separación y se renueva la red de alcantarillado, sigues teniendo intrusión marina. Todas las depuradoras funcionan con ciclo biológico y la sal lo mata, con lo que esa depuradora ya no va a funcionar bien. Esto corrompe el sistema. Los ayuntamientos tienen que empezar a estudiar su red de alcantarillado para conocer su déficit y empezar a abrir zanjas, separar la red de alcantarillado y hacer mantenimiento de la red de distribución. Todo a la vez.

—¿Cuánto se puede tardar en llegar a unos niveles asumibles de pérdidas en la red de distribución?

—Una red de distribución es como un cuerpo humano, con la ventaja de que podemos cambiar las arterias. Para un buen funcionamiento se necesita una renovación constante, pero si en 30 años no habías destinado ni un euro a renovación ahora tendrás que destinar mucho. Desde luego habría que empezar por las redes con materiales obsoletos, como las conducciones de fibrocemento de más de 30 años. Hay que cambiar de marcha y dejar la excusa de los tiempos de la Administración porque dependen también de su voluntad. Aquí se han hecho carreteras en cuatro años y la inversión era mucho más grande.

—¿Los ayuntamientos tienen liquidez para tanta inversión?

—Ahora mismo todos los ayuntamientos tienen dinero y estamos hablando de obras financieramente sostenibles que se pueden usar para gastar el superávit. Ahora mismo no hay prácticamente nada más importante que arreglar esta red de saneamiento y de distribución.

—¿En qué situación tenemos nuestros acuíferos?

—Hay zonas de la isla que tienen sus acuíferos en mejor estado y en la zona sur tenemos unos acuíferos esquilmados. La propia Administración era la que acudió a estos acuíferos, como el de Sa Serra Grossa, con un índice de 16.000 de salinidad y le ponían una desaladora al lado para seguir sacando agua. Eso era una sinrazón. La Administración debe hacer las cosas bien y velar por los intereses de todos. Las estimaciones que se hacen con el cambio climático son que va a llover menos y habrá un aumento de temperaturas, con lo que necesitaremos más agua. No podemos seguir con el mismo modelo, hay que buscar la forma de reutilizar. Países como Israel, no tiran el agua al mar. La reutilizan y consiguen cultivar en zonas áridas, incluso exportan naranjas. Son modelos que ya están probados, pero necesitan inversiones importantes que hay que hacer ya.

—¿La Alianza sigue apostando por la creación de una Agencia Insular del Agua?

—Lo que no podemos tener es lo que hay ahora. Para hacerlo peor habría que esforzarse. Nosotros lo que queremos es una Administración que funcione. Si está en Mallorca y funciona, perfecto. Pero ahora mismo no funciona. Si el modelo actual no funciona tenemos que buscar otros modelos que puedan funcionar. Consideramos que la Administración de aquí sería más cercana a los problemas y les podríamos exigir prioridades. Ahora mismo tenemos un mar entre nosotros y la Administración. Ese mar no nos permite ser todo lo reivindicativos que haría falta. El Pacto por el Agua lo hemos hecho a nivel insular. No está hecho en Mallorca, está hecho en Ibiza. Si el compromiso lo tenemos en la isla, creemos que la Administración de aquí será más rápida y eficiente.

—¿Podremos volver a ver correr el río de Santa Eulària como pedían también en el Pacto?

—Es inviable, salvo que empecemos a reutilizar el agua. Si ponemos en marcha la depuradora y las administraciones hacen sus deberes con la red de suministro y alcantarillado, lo podremos ver. Si utilizamos el agua depurada para el riego, ese agua se deja de sacar de la isla. Los ríos, los torrentes y las fuentes de Ibiza han dejado de manar porque el nivel freático ha bajado. La única manera de que vuelva a subir es dejar de sacar agua del subsuelo y recuperando los acuíferos. Si empezamos a regar en la isla con el agua que hemos tratado para reutilizarla, el agua volverá al subsuelo y las fuentes volverán a manar. Pero necesitamos utilizar agua depurada, si no es imposible. Luego también necesitaríamos crear sistemas de retención de agua, hay que crear canales de drenaje que permitan que el agua se infiltre en la tierra. Hay que buscar la laminación del agua en la isla, con la que retengamos el agua en la isla y consigamos la infiltración. Esto lo hemos puesto en marcha en Rafal Trovat, donde hemos hecho un proyecto de gestión de agua con el que hemos rehecho los bancales con pendientes invertidas. De esa forma en lugar de correr el agua hacia el mar, se para y se infiltra. Pero estas cosas ya serán para nota. Primero hay que dejar de contaminar.

—Al anterior coordinador de la Alianza, Juan Calvo, lo ha fichado Abacua, ¿tienen esperanzas de que esto suponga una mejora en la gestión para Ibiza?

—Esto es un punto positivo. Es un ibicenco que trabaja en Mallorca para la empresa que gestiona el agua en Balears. Será más sensible a los problemas de Ibiza porque los conoce de primera mano. Dentro de su trabajo, que abarca mucho, pero cuando hable de los problemas de Ibiza lo hará con conocimiento de causa. Juan ha hecho un muy buen trabajo en la Alianza y también lo hará en Abacua. En la Alianza tenemos nuestros técnicos, que redactan planes de gestión y tenemos la suerte y la responsabilidad de representar a una parte muy amplia de los organismos públicos y privados de la isla.