Dos empleados del Ibanat instalan una de las trampas para controlar la proliferación de coleópteros. | MARCELO SASTRE

El Institut Balear de la Natura (Ibanat) coloca cerca de una centena de trampas para controlar la población de insectos que se alimentan de la madera de los árboles dañados por el cap de fibló de octubre y que podrían llegar a causar daños mayores en los bosques de Sant Antoni y Sant Josep.

Las especies proscritas en este caso son el ‘Tomicus Destruens’ y el ‘Orthotomicus Erosus’ o barrenillo de pino y escarabajo perforador, como se les conoce coloquialmente.

El objetivo es tratar de evitar que se produzcan plagas que afecten a los árboles dañados por el temporal o que hayan contraído alguna enfermedad, porque «podría afectar a la masa arbolada sana y el peligro es que una plaga de estos insectos se nos vaya un poco de las manos», explicó la técnica de gestión forestal del Ibanat, Gema Monte.

De siete a 94 trampas

«Cada año se ponen algunas trampas para ver cómo evoluciona la población, pero este año de manera excepcional se van a colocar 94 trampas por las consecuencias que tuvo el cap de fibló», comentó la técnica.

Según explicó Monte, el emplazamiento de estos artilugios no se debe a que antes hubiera «alguna plaga», sino que, debido a este fenómeno meteorológico «hay mucha masa arbolada en mal estado, por lo que se ha visto necesaria su colocación». De hecho es significativa la diferencia entre la actuación de este año en comparación con el pasado ejercicio, ya que en 2019 solo se colocaron siete trampas, lo que supone un crecimiento del 1.342 por ciento.

El cap de fibló de octubre afectó a una superficie de 351 hectáreas y la mayor parte de ellas (297) se encuentra en el término municipal de Sant Antoni y el resto (54) en el de Sant Josep, según los datos facilitados por la trabajadora del Ibanat.

«Las trampas tienen aspecto de buzón y por las rendijas entraría el insecto atraído por una sustancia que simula los elementos químicos que desprende un pino enfermo o moribundo. Una vez el insecto se introduce en la trampa, cae en la parte inferior y se recoge en un vaso», subrayó Monte.

La instalación de estos artefactos se inició a finales de diciembre y en el Ibanat tienen previsto finalizar a finales de febrero. Dos meses más tarde se contabilizará el número de insectos atrapados y se cambiará la sustancia para apresar al escarabajo perforador, ya que la actual sirve para atraer al barrenillo de pino, y posteiormente se repetirá el mismo proceso.

«Las trampas se ponen en los perímetros de la zona afectada, con una densidad de 0,2 a dos trampas por hectárea y siempre buscando claros debajo de los árboles, para facilitar que el insecto vaya a la trampa y no se quede rezagado en los árboles que pudieran estar alrededor», concretó la técnica.

Evitan que circule la savia

En el apartado de la Conselleria de Medi Ambient de la página web del Govern se detallan los daños que causan estos insectos pertenecientes a la familia de los coleópteros.

«El daño más importante es que corta la circulación de la savia del árbol y llega a matarlo. Realizan unas galerías de entrada en la corteza con una forma de volcán de resina por donde entran al árbol, al final del otoño. También hacen unas galerías en el tronco durante el otoño y el invierno», señala la web de la CAIB.

Además de este perjuicio, otra de las afecciones la producen en las ramillas, porque al permanecer en el interior de la planta se pueden llegar a comer la parte interna de los brotes durante los meses de primavera. Estas especies atacan principalmente a los árboles con un tronco de más de seis o siete centímetros de diámetro.