Lina se plantea cerrar su tienda de ropa por el descenso de las ventas en la calle Bisbe Abad i Lasierra. | DANIEL ESPINOSA

Hace menos un año, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, decía lo siguiente sobre el registro de jornada en los puestos de trabajo: «Cuando estamos hablando de flexibilidad, conciliación de la vida familiar, globalización y digitalización, así como de nuevos empleos, aplicar criterios del siglo XIX sinceramente no lo entendemos muy bien desde la patronal, lo que no significa que no haya que evitar los abusos».

En una época en la que se habla de que el 5G, o como se le ha bautizado ‘el Internet de las cosas’, permitirá realizar operaciones quirúrgicas a distancia, el teletrabajo o la «digitalización», que mencionaba Garamendi sigue siendo una utopía, al menos en Ibiza.

Y es que en una isla en la cual el comercio, la hostelería o la construcción son los sectores que aportan el mayor número de afiliados a la Seguridad Social, según los datos del Ibestat de diciembre de 2019, se hace más que complicado que los empresarios implanten el trabajo a distancia. Con la crisis del coronavirus y el Gobierno central haciendo llamados al desarrollo de esta herramienta laboral, la situación demuestra que la realidad en los negocios ibicencos es bien distinta.

«Hoy por hoy en Ibiza no lo veo factible, porque aquí vivimos del turismo. Por ejemplo, un recepcionista, una limpiadora de aviones o un maletero, ¿cómo van a hacer teletrabajo? Aquí no hay empresas que lo puedan hacer, excepto los bancos y tampoco. No lo veo», esto comentaba el secretario general de CCOO de Ibiza y Formentera, Felipe Zarco.

Estas declaraciones podrían servir para dibujar un plano general de la situación. Es viernes, el Gobierno acaba de declarar el estado de alarma hace unas horas ante la crecida de los contagios por encima de los 4.000, pero comerciantes y empleados acuden a sus puestos de trabajo, como en días anteriores, con algunas precauciones que les indican desde las direcciones de sus empresas.

Laura es encargada en un supermercado del centro de Vila. En plantilla tienen a alrededor de 10 personas y a pesar de la psicosis que se muestra en los medios de comunicación por el desabastecimiento, tienen a parte de su personal de vacaciones y «no les ha hecho falta llamarles», pero el teletrabajo «no lo pueden hacer de ninguna de las maneras», a lo sumo tienen la tienda online, en la que han visto incremento de los pedidos a domicilio.

«La dirección de la empresa mandó un comunicado dándonos información con las pautas que teníamos que seguir frente al coronavirus. Tenemos dispensadores de un líquido con alcohol y continuamente nos lavamos las manos», explicó la encargada.

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Además, han instalado botes de jabón en diferentes puntos como la frutería, la oficina o el punto donde tienen que fichar, pero «aquí, como viene tanta gente, ya no es cuestión de que te laves las manos, sino de que de vez en cuando se limpien las cajas con alcohol. Es lo único que se puede hacer en este momento, higiene», apuntó.

Pensando en cerrar 15 días

El caso de Lina es más crítico. Ella es la dueña de una tienda de ropa y como medidas de precaución ha adquirido un gel de manos para los clientes que se quieran lavar e «intenta respetar la distancia», pero el coronavirus no solo le plantea posibles problemas de salud.
«Estos días hemos visto una gran caída en las ventas. Aquí no entra nadie y estamos pensando todos los comerciantes de la calle Bisbe Abad i Lasierra cerrar unos 15 días», aseguró. Preguntada por si el comercio digital podría suplir la presencia física de su tienda en caso de cierre, Lina añadió que ella «no trabaja online», porque «las clientas que tiene son de aquí de hace 20 años».

Lo mismo sucede en una tienda de telecomunicaciones. «Aquí el teletrabajo es imposible hacerlo, somos de atención al público, con lo cual desde casa no se puede trabajar. Así que en ese sentido no hay ninguna propuesta porque en el caso de las tiendas es complicado», recalcó una empleada que prefería mantener el anonimato.

En su empresa les han dado una serie de recomendaciones que pasan por «reforzar la limpieza con productos desinfectantes, lavarnos las manos después de atender a cada cliente, mantener la distancia de seguridad con los clientes y poner una serie de indicaciones en algunos objetos que pensamos que pueden provocar la infección», resaltó.
En el día de ayer, el Govern balear aprobó una medida para que bares, cafeterías y restaurantes redujeran un tercio su aforo. Conrado trabaja en uno de estos establecimientos y desde hace una semana han tomado la decisión de ponerse guantes, «pero nada más porque las mascarillas no quedan, así que no se puede hacer mucho más». Todavía no se conocía la normativa del Govern.

El café por ‘whatsapp’

«Simplemente se puede tener cuidado, lavar las manos cada poco tiempo, pero creo que es muy difícil tomar otras medidas ¿Cómo puedes guardar distancias con el cliente en un bar? Explícamelo porque lo quiero saber, cuando están sentados en la mesa o vienen a pedir están cerca. No creo que se puedan llevar a cabo en una actividad de este tipo como un bar o un restaurante», y bromeó sobre la posibilidad de implantar el teletrabajo enviando «el café por internet o whatsapp».

Sin embargo, en Ibiza todavía hay alguna empresa que trata de introducir el teletrabajo ante la posibilidad de que sea necesario por el coronavirus o cualquier otra cuestión. «Nuestros técnicos informáticos están creando el sistema para que podamos trabajar desde casa, según lo que decidan los gobiernos, porque la cosa cambia cada hora», indicaba una empleada de una inmobiliaria. A lo que aspiran es a que los potenciales clientes realicen visitas virtuales a los inmuebles en venta.