Las personas más desfavorecidas de Ibiza recurren a entidades sociales, como Cáritas, para abastecerse de alimentos básicos.

A cuentagotas acuden las personas necesitadas a Cáritas. No hay gentío, ni largas colas que se extiendan a lo largo de la calle Felipe II de la ciudad de Ibiza. Únicamente tres o cuatro personas esperan su turno para recoger el lote express de comida. Sin embargo, pese a las pocas demandas, las trabajadoras sociales de la entidad señalan que presumiblemente el Banco de Alimentos no garantice el abastecimiento de productos en mayo.

Una realidad que dejaría a decenas de personas, durante la crisis del coronavirus, en una situación de desamparo: sin trabajo, viviendo en infraviviendas en algunos casos y, si todo continúas así, sin alimentación. Ambas se sienten impotentes ante esta crisis. Para ellas, no poder garantizar los servicios básicos a las personas necesitadas de Ibiza es inaudito, algo que sólo puede conseguir, como así ha sido, una pandemia internacional.

¿Por qué?

Según dichas fuentes, la necesidad de extremar las precauciones durante el proceso alimentario por parte de la organización para prevenir nuevos contagios por COVID-19 generará el retraso de la siguiente fase de provisiones de alimentos.

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En este sentido, según Araceli Sánchez, trabajadora de Cáritas Ibiza, la entidad ha tenido que adoptar medidas de prevención nada habituales. Señala que no pueden aceptar donaciones de comida.

«No podemos comprobar si los alimentos que nos llegan están contaminados o no. Cualquier manipulación es peligrosa. Por lo tanto, no podemos aceptar ninguna donación», agrega Araceli. En esta línea, señala que el Fondo de Ayuda Europea para las personas más desfavorecidas ha sufrido recortes que dificultan llevar a cabo medidas más exhaustivas de prevención y control, durante la cadena de aprovisionamiento.

Unas limitaciones que hacen peligrar la recopilación de alimentos que, actualmente, dispone el almacén. En esta línea, según el coordinador de Cáritas, Gustavo Gómez llegaron la última vez 30 toneladas de víveres.

Una ingente cantidad que estos días, desde la entidad, están repartiendo en diferentes lotes, según el número de miembros de los hogares beneficiados. En este sentido, la crisis sanitaria ha generado otro cambio en el modus operandi de la organización. Según Alicia, una de las trabajadora sociales, desde Cáritas se abastece a cualquier familia que lo solicite.

«Para nosotras todos son personas sin hogar. No valoramos cada caso», afirma. De tal modo, agrega que confía en la solidaridad de la sociedad, especialmente en estos momentos, y da por hecho que las personas que acuden son gente desfavorecida.
Además, comparte que hay familias que han demandado por primera vez este abastecimiento. Por su parte, ante el miedo de que la corporación se quede sin subsistencias, Gómez indica que, si es necesario, realizarán un llamamiento de emergencia al Ministerio.