Natalia Hornet, ayer en su casa.

En unos días en los que las buenas noticias son escasas, Natalia Hornet (19/09/1983) es la protagonista de una de ellas. Esta rusa de nacionalidad española residente en Ibiza se convirtió esta semana en la primera paciente tratada en Ibiza por coronavirus que recibe el alta hospitalaria. Lo hizo después de haber estado ingresada en la Policlínica Nuestra Señora del Rosario.

¿Cómo empezó todo?
—Yo estuve cuatro meses en Suiza y al volver me empecé a encontrar mal, pero yo había padecido una bronquitis bastante aguda allí y pensé que estaría mal curada y que sería lo mismo. Nunca pensé que hubiese pillado este virus; yo era muy escéptica. Allí, en la montaña en Suiza, estábamos un poco aislados y no teníamos mucha información sobre el coronavirus. Decidí volver cuando me enteré de que podían cerrar las fronteras. Y aquí en Ibiza pues empecé a tener fiebre y me encontraba muy cansada. También me dolía un poco la garganta, pero sobre todo era el cansancio. Aunque los síntomas eran leves porque no pasaba de 38 grados y yo pensaba que era eso, la enfermedad mal curada.

¿Por qué decide entonces ir a Urgencias por primera vez?
—Yo vivo con mi madre y fue ella la que me insistió en que fuese por todo lo del coronavirus y porque me estaba empezando a doler el cuerpo. Fui a la Policlínica Nuestra Señora del Rosario; quiero dejar claro que siempre fui por la privada que en las redes sociales hay gente que piensa que fui a la pública. No quiero que la gente piensa que la Sanidad Pública no funciona porque sí que lo hace. Entonces eso, como cada día me encontraba peor, fui a urgencias y allí me dijeron que al ser joven no estaba en riesgo, que me volviese a casa porque seguramente sería una gripe y que llamase al 061.

Volvió a su casa y los síntomas empeoraron.
—Sí. Aquella noche me empezó a doler muchísimo todo el cuerpo. Era algo exagerado apenas podía moverme. En el 061 un chico me dijo que me quedase en casa, que no saliese y que tomase paracetamol. Tenía fiebre, dolor de cabeza, dolor en el abdomen, parecía que los riñones me iban a explotar... estaba muy mal esa noche. Por la mañana, el dolor seguía y volví a llamar. Ellos me dijeron que me tenía que quedar en casa para no contagiar y yo les respondí que tenían que venir a verme porque estaba muy mal. Me dijeron que no podían porque estaban colapsados, que siguiera con el paracetamol. Dormí unas 18 horas porque estaba muy débil, apenas no podía comer. Al día siguiente empecé a sentir que no podía respirar. Decidí ir yo sola a Urgencias, pero me paró la Policía. Me dijo que no podía estar por la calle y me puse a llorar. Les dije que no podía respirar, que en el 061 no me hacían caso y que necesitaba llegar a Urgencias. Él decía que me tenía que quedar en casa y llamar al 061 y yo que no podía porque estaba muy mal. Al final volví a casa y ya conseguí que me atendiese una doctora que me dijo que tenía que ir a Urgencias inmediatamente, pero que estaban colapsados y que la ambulancia no podía venir. Tuve que llamar un taxi para que me llevase a la Policlínica. Nada más verme ya me ingresaron y me empezaron a hacer pruebas.

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¿Cómo fue el tratamiento?
—Ellos te hacen el test, pero como no tenemos los rápidos, los resultados tardan en llegar. La doctora Montse Viñals supo al momento lo que tenía porque en mi orina no había señales de neumonía y que venía del virus. El pulmón izquierdo lo tenía bastante mal, la verdad. El tratamiento era un antibiótico muy fuerte que tomaba una vez cada 24 horas y cada cuatro o cinco horas tomaba paracetamol para la fiebre y el dolor. El dolor era insoportable. También me tuvieron que poner un aparato para ayudarme a respirar porque tenía muy débiles los pulmones. Lo bueno es que soy joven y tenemos las defensas mucho más fuertes que los abuelos y fui progresando muy bien.

En sus redes sociales se le ve muy agradecida al equipo médico de la Policlínica Nuestra Señora del Rosario.
—Sí, mucho. Cuidan a todos los pacientes por igual. Tienen mucho cariño y humanidad, parece que son tu familia. No te tratan como un paciente. El primer día estaba muy preocupada porque no todos los días se tiene un virus. Es un bicho muy agresivo y te destruye bastante el cuerpo, pero me cuidaron muy bien.

Por lo que dice, en su caso lo peor era el dolor.
—Sí el dolor y el miedo de no poder respirar. Es una angustia muy grande porque es el motivo por el que la gente fallece.

¿Cómo está viviendo estos días en casa?
—Pues me están haciendo seguimiento diario por teléfono. Me llaman para preguntarme cómo estoy, qué he comido, si tengo fiebre... A mí me queda aún un caminito por recorrer porque el pulmón se tiene que recuperar. Me dieron el alta porque la doctora me vio mejor y me dijo que era mejor que me siguiese recuperando en casa; estoy aislada en mi habitación para evitar contagiar a mi madre. Ahora estoy esperando por los resultados a ver si ya doy negativo en COVID-19.

Todavía se ve gente en la calle. Usted que ya conoce lo que es el virus, ¿qué les puede decir?
—Yo era una de esas personas que pensaban que no le podía tocar y me tocó. Tengo que decir que no solo toca a la gente mayor, también a los jóvenes. Hay jóvenes que están en la UCI. La gente tiene que saber que es algo grave. Cuando padeces este virus pasas mucho miedo y mucho dolor. Llegas a pensar que se puede acabar tu vida. Notas que no puedes respirar y sabes que si dejas de respirar se acaba todo. Es un bicho muy agresivo. Tenemos que quedarnos en casa. Debemos ayudarnos entre todos para que esta crisis pueda pasar más rápido. A mí me ha costado mucho contar mi historia en las redes sociales, pero creo que puedo ayudar. Ibiza es muy pequeña y nos conocemos todos y ya me ha escrito mucha gente que está tomando conciencia de lo grave que es esto.