Un sanitario de Can Misses, con un gorro de ducha y una visera de plástico.

«Ya no es que falten Equipos de Protección Individual (EPIs), es que muchos sanitarios nos vemos obligados a utilizar gorros de ducha para cuidar a pacientes positivos o con sospechas de positivo», destaca Rafa Sánchez, sanitario de Can Misses.

En este sentido, han sido varios hoteles de Ibiza los que han donado estos amenities del baño. Un uso insólito que, para Sánchez y sus compañeros, genera una situación de indefensión ante esta crisis.

Al gorro hay que sumarle, según dichas fuentes, la mala calidad de los guantes médicos, la falta de batas impermeables o la ausencia de gafas y pantallas protectoras que protegen del coronavirus. «Llevamos con las mismas lentes desde la semana pasada, los guantes se rompen continúamente y las batas las reutilizamos muchas veces tras desinfectarlas nosotros mismos», relata con preocupación.

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Si bien es cierto que ayer llegaron a Ibiza y Formentera dos cargamentos de material de protección personal para los sanitarios, pero finalizó el día de ayer sin ser utilizados, según Sánchez. No obstante, apunta que estas provisiones «dramáticas» llegan muy tarde y no merman lo que llevan semanas viviendo.

Esta desesperación ha generado que Sánchez denuncie este hecho pese a ser consciente de que provocará represalias por parte de la dirección del hospital. «Sé que me van a acusar de crear alarma social, pero me da igual. Es importante que se sepa», indica.

En esta línea, afirma que es vergonzoso que la gerente de Can Misses haya negado, de forma tajante durante días, que falte material de protección para los sanitarios, «cuando es todo lo contrario». Asimismo, apunta que sí hay suficientes test para detectar el coronavirus COVID-19. Sin embargo, señala que no se quieren hacer porque, en el caso de que el resultado fuera positivo, «tendríamos que hacer cuarentena, y no se lo pueden permitir», puntualiza.

De igual modo, critica el colapso del sistema sanitario, y destaca que el hospital ya tiene habilitada la planta contigua a la unidad COVID-19. «Este espacio tiene capacidad para 30 personas más, hacía falta esta medida», explica.