Kirsty Acosta posa en el sofá de su casa, rodeada de ropa para su bebé.

Decenas de mujeres han dado a luz en tiempos del coronavirus, historias que han tenido un final feliz, pero un proceso algo más amargo. Si a las náuseas y los vómitos típicos del embarazo le sumas la inseguridad, la incertidumbre y el miedo que genera esta crisis sanitaria, el resultado es un cuerpo sometido a una mayor tensión.

Así se sienten ahora mismo dos madres primerizas de Ibiza que han visto cómo, en sólo un mes, sus planes se han ido al traste por culpa de esta pandemia. «Siempre he pensado que este momento tan especial lo viviría junto a mi familia, que ellos me ayudarían y me acompañarían a comprar ropa para el bebé», destaca Kirsty Acosta, una mujer malagueña afincada desde hace tiempo en la isla.

Sin embargo, esta situación le obligó a comprar por internet ropa de bebé, que ya está deseando estrenar. Además, señala que este encierro puede llegar a afectarla psicológicamente con el paso de los días.

«Echo de menos escuchar el latido de su corazón o ver una nueva ecografía», destaca. En este sentido, indica que esta situación le plantea muchas dudas, cuestiones para las que aún no tiene respuesta. Unos interrogantes que, a medida que se acerca el momento de dar a luz, se intensifican.

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«No sé cómo se está llevando el control de la mujeres embarazadas, incluidos monitores y analíticas. Sólo sé que la Unidad de Matronas de mi centro de salud, Es Viver, ha habilitado para las revisiones esenciales un espacio orientado para nosotras», apunta. No obstante, señala que, pese a que le han pospuesto la vacuna contra la tos ferina y le han cancelado algunas citas prenatales, sigue confiando en el trabajo de los profesionales médicos.
«El hospital busca minimizar los riesgos de contagio. Por este motivo, sólo se mantienen las visitas urgentes; el resto es por seguimiento telefónico», puntualiza Kirsty.

No hay que olvidar que, por precaución, las autoridades sanitarias incluyeron a las embarazadas entre los colectivos de riesgo frente al coronavirus porque, según fuentes hospitalarias, en el tercer trimestre sufren alteraciones en los sistemas inmune y pulmonar.

«Enseguida me dieron la baja por maternidad en mi trabajo», señala Sara Bartolomé, otra madre primeriza. Sin embargo, se muestra algo más insegura que Kirsty. «Me anularon la última analítica y sólo me han hecho una ecografía», afirma. Un recelo que se incrementa al recordar la amenaza de aborto que tuvo por un hematoma en el útero.

En esta línea, señala que desde el servicio de Obstetricia y Ginecología de Can Misses le aseguraron, además de un seguimiento telefónico durante el proceso del embarazo, la aplicación de las vacunas importantes como la del segundo y tercer trimestre.