Comparativa entre el aspecto de este año en la calle Sant Jaume y el que presentaba en 2019.

Santa Eulària era ayer un pueblo triste, casi podríamos decir que cariacontecido. Por primera vez en sus diez años de historia, la procesión del Santo Encuentro hubo de suspenderse, igual que previamente había sucedido con las demás, debido a la crisis del coronavirus.

Especialmente bajo de ánimo se encontraba ayer el cofrade del Santo Encuentro, Isaac Sala, quien no tenía demasiadas ganas de hablar, ya que se había estropeado el que, para ellos, es «un día muy especial». Al respecto, explicó que «no poder celebrarlo resulta complicado, sobre todo cuando recuerdas a toda la gente que comenzó y que ya no se encuentra con nosotros».

Sala recalcó que, al ser «un día de devoción y sentimiento tan importante» para todos los componentes de la cofradía, nunca se había suspendido, ni siquiera el año pasado, cuando cayó una terrible tormenta minutos antes de que comenzara el desfile.

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Por su parte, el párroco de la localidad y administrador diocesano, Vicent Ribas, subrayó que «hay gente a la que estas cosas afectan mucho», ya que la procesión lleva una gran preparación y es, al mismo tiempo, «un encuentro entre todas las cofradías, que son un grupo de amigos». En este sentido, Ribas dijo que «se hacía con mucha ilusión y con un gran esfuerzo». Eso sí, incidió en que lo «importante» es haber vivido la Semana Santa, aunque haya sido «de otra manera».

Igualmente, el concejal de Deportes y Festejos del Ayuntamiento de Santa Eulària, Toni Ramon, lamentó profundamente, por parte del Ayuntamiento, la cancelación del acto, que calificó como «muy emotivo». «Mucha gente participa en él y se hace duro no poder celebrarlo», añadió.

En este punto, no queda otra que prepararse para el año que viene, a ver si se puede celebrar. Así lo manifestaron tanto Sala, como Ramon y Ribas. Este último prometió tener preparado «algo especial».