Marina Marí, ayer en su domicilio de Madrid, donde está pasando la cuarentena desde el jueves.

Formar parte de la primera línea de batalla tiene sus riesgos y Marina Marí puede dar fe de ello. La enfermera ibicenca, que el día 13 de marzo se incorporó al Hospital de Henares, se ha contagiado de COVID-19 y se encuentra en estos momentos pasando la cuarentena en su vivienda de Madrid. Afortunadamente, su evolución es satisfactoria y ella se queda con lo positivo: «Voy a entender más a los pacientes porque ya sé lo que sienten».

Esta trabajadora sanitaria se hizo la prueba el miércoles pasado y el día siguiente ya tuvo que quedarse en casa a la espera del resultado, que le fue comunicado el sábado. «Ya me lo esperaba. Tenemos muchas posibilidades de contagiarnos porque trabajamos con pacientes positivos cada día. Yo estaba tranquila y no tenía miedo, porque sé que voy a recuperarme bien. Tenía miedo por contárselo a mi familia, que está en Ibiza y sé que sufre por mí», explicó.

Marina Marí empezó a sufrir dolores de cabeza y a tener síntomas similares a los de un resfriado. La persistente tos seca y el agotamiento la obligaron finalmente a someterse al test. «A la mínima que había un poco de polvo, sentía un poco más de ahogo y pensaba: ‘Si a mí, que tengo 22 años y soy una persona sana y no fumadora, me afecta a este nivel, cómo se sentirá la gente mayor’. Esto me ha hecho ponerme más en su piel», apuntó.
La ibicenca no quería darse de baja. «Pensaba que podía con mi cuerpo», afirmó. «No vamos sobrados de personal, pero llega un punto en que, por mucho que quieras tirar adelante, cuando estás enfermo pues estás enfermo. No puedes pretender cuidar a alguien si no puedes cuidar de ti», aseguró.

La enfermera afirmó que los síntomas «van bajando». Eso sí, carece de «gusto y olfato». «Llevo así una semana y es un síntoma que se recupera de forma distinta en cada persona. A nivel respiratorio voy mejorando. Ya no siento ese ahogo al mínimo esfuerzo o levantamiento de polvo», indicó.

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Sobre su primer mes de experiencia laboral, siente que ha «crecido un montón». «Esto me ha ayudado a ver hasta dónde llego y conocer mis límites y capacidad de reacción. Nos tocó aprender rápido porque falta personal. Para los pacientes, además, somos un poco como su alegría. Siento que he conectado más con el paciente, porque no tiene a nadie allí más que a nosotros», explicó.

En cuanto a la falta de material, especialmente notable al principio de la pandemia, lamentó que «todavía se necesita más». «No hay todo el que debería haber», agregó Marina Marí, que incluso destacó que suelen usar «dos mascarillas a la vez» por no tener la mejor calidad precisamente.

EL APUNTE

Llamada de seguimiento cada 48 horas

Marina Marí debe recibir una llamada de seguimiento cada 48 horas. En el momento en que pueda afirmar que no tiene síntomas, se someterá de nuevo a una prueba. Lo que desconoce es cuándo se podrá reincorporar a su puesto de trabajo. «No sé si, cuando no tenga síntomas, me van a reincorporar siendo positiva, llevando mascarilla en todo momento, o no. Hay falta de personal. Tengo ganas de volver para evitar el colapso, porque, al estar yo de baja, hay compañeros que tienen que trabajar más todavía», expuso.