Un guardia civil durante el control del vuelo de Palma a Ibiza del lunes.

Que Francina Armengol se descolgara el domingo con la necesidad de que otros controlen la salud de los que entran en Baleares es la constatación de que los políticos o bien no se enteran y se creen sus propias mentiras o nos tratan por tontos, o las dos cosas, opción por la que me inclino.

En Baleares, desde que se decretó el cierre total de los aeropuertos y puertos, salvo excepciones, no se ha controlado la salud de ningún pasajero que ha entrado.

Lo que se ha controlado es si era residente o si su viaje estaba justificado por motivos laborales.

En la zona de llegadas de los aeropuertos, las autoridades han montado dos filtros, uno de la Conselleria de Salud del Govern y otro de la Guardia Civil.

La Benemérita solicita la documentación y en función de la isla, registra los datos, como en Ibiza, o simplemente revisa los documentos y si tiene dudas pregunta.

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Previamente, cuando uno embarca en el avión, el personal de la compañía entrega un formulario como el que acompaña este texto en el que el pasajero registra sus datos y contesta «bajo su responsabilidad» si ha tomado medicamento para la fiebre en las últimas 24 horas, si tiene neumonía, dificultad respiratoria, fiebre o tos.

Este documento, versión pedestre del pomposo pasaporte sanitario, es entregado a la pareja de supuestos sanitarios que lo recoge, lo revisa y lo deposita en una bandeja y que es de suponer que posteriormente alguien archiva en alguna carpeta de algún departamento.

En este contexto, aún no me explico qué debieron de hacer los 35 pasajeros que fueron identificados como sospechosos de los 19.300 que hasta el domingo habían sido controlados.

«Queremos la máxima monitorización de quienes lleguen a Baleares», dijo el domingo Armengol. Y yo me pregunto: ¿por qué no lo ha estado haciendo hasta ahora y sigue sin hacerlo? ¿Acaso hay enfermos de primera y de segunda?

Dice la presidenta de las reuniones permanentes que no se podrá mantener el actual control una vez se inicie el desconfinamiento. No sé a qué control se refiere y por qué no se va a poder mantener a una pareja de sanitarios que recoja un formulario, lo revise y lo deposite en una bandeja.

Como casi siempre, la sociedad civil, el sector empresarial, tiene una visión más nítida de la situación y de las soluciones. La propuesta de Gabriel Escarrer de hacer test rápidos en los aeropuertos de origen, de ser viable económica, sanitaria y jurídicamente, es la única opción para que haya actividad turística este verano.