Imagen de una obra que se reanudó hace dos semanas en Ibiza, con la vuelta de actividades no esenciales. | DANIEL ESPINOSA

El Govern balear presentó hace un par de semanas un estudio sobre el impacto del coronavirus en la economía balear durante 2020. Como se suele hacer en estos casos, se diseñan tres escenarios, optimista, moderado y pesimista, en un ejercicio que se llama postulados de partida. Como no sé un dato y es imposible conocerlo, me lo invento gracias a la experiencia y al conocimiento que tengo en la materia. Luego, los economistas, que son unos artistas en estas cosas, aplican una serie de fórmulas y de cálculos para llegar a conclusiones que nunca se cumplen sobre bajada de ingresos, impacto sobre el PIB y otros indicadores.

Hasta aquí todo normal. Lo que ya no lo es tanto es que el Govern estime que el peor escenario es que el turismo empezará en agosto con un 25% de ocupación. Menos aún que desde Turismo admitan, en declaraciones a Periódico de Ibiza y Formentera, que «el peor escenario» es que no «haya actividad turística», escenario que, sin embargo, «no contemplan», a pesar de que no hay ni un solo dato que permita construir esta previsión, ni defenderla.

Sin noticias del Gobierno
No sabemos cuándo dejara de salir Pedro Sánchez en su Aló Presidente de cada fin de semana anunciando prórrogas del estado de alarma, cuándo podrán volver a volar los aviones domésticos, ni mucho menos cuando podrán hacerlo los vuelos internacionales. Y, por eso, no sabemos aún si podrán venir ni tan siquiera los que tienen segunda residencia o quieren alquilar una vivienda vacacional para pasar sus vacaciones. Del mismo modo, tampoco han preguntado si los hoteles abrirán con un 25% de ocupación a precios supuestamente muy bajos porque estas cifras suponen pérdidas aseguradas y es mejor tener cerrado.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, dijo que no habría turismo hasta final de año. La ceremonia de la confusión continuó con desmentidos, más o menos claros, de Ábalos y de uno de los vicepresidentes, Nadia Calviño. Tampoco ha sido capaz el Gobierno de decir a los alcaldes cuándo ni en qué condiciones abrirán las playas.

«Si tenemos un 25% de turismo, tendríamos que hacer castillos de fuegos artificiales», dice en estas páginas el secretario general de la UGT en las Pitiusas, Fernando Fernández, dando a entender que este postulado de partida tiene más pinta del escenario optimista más que del pesimista.

Bulo con fondos públicos
El estudio del Govern es un bulo, es una fake news que nos ha costado un pastón para que el conseller, Iago Negueruela, que en teoría iba para delfín parezca que no está desparecido, que es como realmente está: ni una sola medida anunciada todavía para hacer frente a la que se nos viene encima.

De lo que no hay duda en este periodo de bulos patrocinados con fondos oficiales es que todo esfuerzo para dinamizar el sector de la construcción será bienvenido e insuficiente para asumir los 30.000 trabajadores de las Pitiusas, cuyo empleo está, a día de hoy, en franco peligro.

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No ha invertido ni un euro ni el titular de Turismo ni tampoco el juez que cree que un territorio se reindustrializa a través de artículos en la prensa en estudiar qué capacidad tiene el ladrillo, el demonizado tocho, para evitar que unos cuantos miles de trabajadores trabajen en lugar de engrosar las listas del paro.

Sin medidas del Govern
Tampoco han anunciado desde el Govern balear ninguna medida real ni efectiva para que el escenario optimista de este estudio sobre la construcción que no se han dignado a hacer presente unos guarismos menos decepcionantes.

Ayuntamientos, consells y Govern, donde gobiernan principalmente Partido Popular y PSOE, acompañados por Ciudadanos, Podemos, GentxFormentera y Més per Mallorca, han de formalizar un pacto por la construcción que parta de la siguiente premisa: no habrá turismo y el sector de la construcción ha de funcionar a pleno rendimiento, el máximo que sea capaz de impulsar la demanda pública y privada. El Gobierno también ha de contribuir eliminando las restricciones al uso del remanente y endeudamiento de las administraciones locales, algo que tampoco ha sido capaz de hacer y ni tan siquiera de aclarar.

Depuradoras, redes de saneamiento y agua potable, carreteras, centros educativos y viviendas de protección oficial necesitan fuertes sumas de dinero para que dejen de abochornarnos sus carencias y limitaciones. Mejor momento para adelantar la inversión que en circunstancias normales se podría ejecutar en varios ejercicios no lo habrá.

Toda la carne en el asador
Las administraciones han de poner toda la carne en el asador en forma de impulso a la obra pública. Y eso incluye que el Govern balear se replantee todos los proyectos de la ecotasa inútiles y que, lamentablemente son muchos, para destinar los recursos a nuevas iniciativas que generen actividad a corto plazo y mejoren la competitividad turística y nuestra sostenibilidad.

Incentivar de verdad la mejora de la eficiencia energética de las viviendas privadas a través de la instalación de placas solares y mejoras en aislamiento es otra línea que no nos podemos permitir el lujo de no dopar.

Además de dinero, más importante es aún que las administraciones tomen todo tipo de medidas para que la iniciativa privada se sume a este reto de mantener actividad. Inaceptable que tengamos solicitudes de licencia de obras danzando de departamento en departamento 26 meses. Es de imperiosa necesidad desatascar este tapón en los ayuntamientos. Nos va la vida.

Al igual que levantar la moratoria de Cas Mut y resolver el follón de Sant Josep.
La urgencia es tal que el pacto por la construcción que estoy reclamando debería incluir todas las medidas que fuera posible, por nimia que pudiera parecer, estrambótica o políticamente incorrecta, como permitir ampliaciones dentro de unos márgenes en viviendas unifamiliares, tanto en suelo rústico como en urbano, que se acometieran durante un periodo de extrema necesidad y que, o mucho me equivoco, o durará un año como poco.
Lo que hemos hecho hasta ahora, no sirve. Es momento del ingenio de los valientes. La cadena de valor de todos los que participan en este sector lo agradecerá. Y todos los que trabajen gracias a que los anteriores tengan trabajo, también.