Los pescadores siguen saliendo a faenar como antes del confinamiento y han adaptado las capturas a lo que más se vende. | DANIEL ESPINOSA

«Ha habido un cambio de consumo porque la gente antes no tenía tiempo, como tenía que trabajar, recoger los niños del colegio, hacer la comida o si no tienes tiempo dejarla la noche de antes, que es cuando tienes un poco más de tiempo, y entonces la gente no consumía pescado. Ahora todo lo contrario, nos sobra mucho y la gente dice voy a probar a hacer esto o lo otro y se nota este cambio». Son palabras del responsable comercial de la marca Peix Nostrum, Pere Valera, quien afirma que las ventas del pescado ibicenco «se han reconducido a las tiendas Eroski o los puestos del Mercat Nou». Según Valera, en la actualidad todo el pescado que capturan «está vendido» aunque hay especies que trabajan «un poco a demanda». Es el caso de la langosta, que «la mayoría iba a la hostelería», y la empezaban a pescar en mayo o abril para llenar los viveros de las pescaderías, que las ofrecían a los restauradores. Ahora éstas les generan «un poco de incertidumbre» porque no saben la cantidad que puede absorber el mercado.

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En las redes sociales y los medios de comunicación, no es extraño que estos días se puedan ver vídeos de delfines en las proximidades de Ibiza y Formentera. El representante de Peix Nostrum cree que con el confinamiento y la reducción del tráfico marítimo «las rotjas tienen un tamaño más grande, se encuentra más dèntol, que antes no se encontraba tanto, la temporada de la sepia y del pulpo está siendo buena y los barcos de arrastre llevan más gallos que antes». De hecho, desde que empezó la pandemia en el mes de marzo han visto que «las capturas han ido al alza» con datos «positivos», de los que «no se pueden quejar».
Pep Mussón es patrón del Mussón 1º. Para él, una de las pocas cosas que ha cambiado con la COVID-19 son los horarios de trabajo, ya que en lugar de entrar a puerto a las 16.00 horas ahora entran a las 13.30 horas o a las 14.00 horas. Esto se debe a que «no hay la venta de pescado que había en otros momentos porque los restaurantes están cerrados». «Ahora cogemos algo más de 100 o 200 kilos y antes cogíamos hasta 400 y esto afecta a los ingresos, porque cuanto más pescado más ingresamos, pero menos mal que podemos trabajar así pero si hace mal tiempo ya ni salimos», argumentó Mussón. El marinero explicó que ahora pescan «más pescado barato» como el gerret o la morralla pero de otras especies, como el pulpo, no pueden coger mucho porque «si no, no lo venden». «Ahora, por ejemplo, los que pescan langosta no pueden salir porque si cogen mucha quién la compra, nadie», remarcó el patrón.

Mustafá es pescador y pertenece a la tripulación del Mussón 1º y al contrario que su patrón cree que «ahora se pesca mejor porque al no haber tantas embarcaciones de pesca, el pescado se recupera». «El problema es que aunque se pesque más no lo puedes vender porque la mayoría de gente que compra el pescado son los restaurantes u hoteles y, como están cerrados, se vende menos», subrayó el tripulante. Nacido entre agujas y redes, de padre, hermanos y tíos marineros, Mustafá lleva casi 30 años trabajando en el mar, primero armando redes de manera «ilegal» pero ahora «arma redes, pesca y hace de todo». Y avisa: «Yo creo que el año que viene el pescado se recuperará mejor que ahora y entonces aún cogeremos mejor pescado».