María Prats es una de las usuarias que se beneficia de las diversas ayudas que presta la Cruz Roja.

Voluntarios de Cruz Roja comenzaron a entregar ayer los lotes de diferentes productos, con el objetivo de amenizar las horas de las personas mayores de Ibiza y Formentera durante el confinamiento.

Una de sus primeras receptoras fue María Prats, que vive cerca del Mercat Nou, y esperaba en su casa a que le llevaran una de las cajas que contiene cuadernos de pasatiempos, pinturas y cartulinas para realizar manualidades, entre otras cosas.

Prats vive sola, es usuaria habitual de la Cruz Roja pero desde que el 14 de marzo se decretara el estado de alarma no ha podido recibir la asistencia que regularmente le presta esta organización. «No he visto a mi hija ni a mis nietos desde ese día pero mis familiares me llaman todos los días, me hacen la compra, después la Cruz Roja me manda una chica dos veces a la semana. Yo estoy muy acompañada», indicó.

Para la anciana la Cruz Roja es «una familia» y antes de que empezara a tener problemas de movilidad, pudo disfrutar de las actividades que programaba la entidad como las excursiones o paseos. «La que más me ha gustado fue la de Santa Gertrudis, porque nací allí y no había visto que habían hecho un paseo y que arreglaron la iglesia. Otra que también me hizo mucha ilusión fue Santa Agnès porque allí fui a la escuela y nos llevaron en una excursión con carro», indicó Prats.

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En la actualidad, la ONG tiene registradas como usuarias a 759 personas mayores de Ibiza y Formentera y desde hace varios años ya vienen actuando con ellas para combatir la soledad, el acompañamiento de personas para ir al médico o realizar trámites administrativos.

«No podemos dejar desatendidos a los mayores por el hecho de no poder entrar en los domicilios. Entonces durante la pandemia se reforzó mucho el tema de las llamadas telefónicas, por lo menos una o dos veces por semana, se mantiene con ellos el contacto, que parece una tontería pero da mucha compañía», explicó la responsable del departamento de Intervención Social de Cruz Roja, Laura Moreno.

Según explicó Moreno, el tiempo que dura cada llamada ahora es mucho mayor que antes de la pandemia. Además también tienen el servicio ‘Respiro Familiar’ destinado a los cuidadores, para que estas personas puedan tener un tiempo de asueto, en los casos en los que tienen que convivir muchas horas con el dependiente.

Desde 2008, María Teresa Fischer es una de esas personas que realiza las llamadas telefónicas para estar en contacto con los mayores. «Lo que percibo es que les gusta mucho porque se sienten muy solos. Hay bastante gente que vive sola y ahora, estando todo el tiempo en casa, cuando hablas con ellos se pueden desahogar un poco charlando de lo que hacen durante el día, de cocina y muchas cosas porque nos conocemos desde hace tantos años que hay buena conexión», resaltó.