De izquierda a derecha, Nil, Maribel, Tanit y Joan Ribas Marí, ayer por la tarde en su casa de Sant Agustí.

Joan Ribas Marí, de 32 años, ha sido junto a su mujer Maribel Ribas Marí, de 39, dos de los ibicencos que se han presentado a las pruebas gratuitas y voluntarias que forman parte de un estudio que está haciendo el Gobierno en 30.000 hogares sobre la evolución del coronavirus. Sus dos pequeños, Tanit de 2 años y Nil de seis meses, estaban también apuntados pero al final decidieron pensárselo mejor.

El comienzo de esta historia se remonta a este sábado 2 de mayo a las cinco de la tarde, cuando la familia recibió una llamada telefónica desde la Conselleria de Salut del Govern balear proponiéndoles participar en este estudio. No se lo pensaron, dijeron que sí y, tras preguntarles si habían tenido síntomas, el historial médico de cada uno de ellos y sus condiciones físicas, casi inmediatamente les dieron cita para el día siguiente a las 17.00 horas en la Unidad Básica de Salut de Sant Rafel. «Fue todo muy rápido y estuvo muy bien coordinado desde el principio porque, por ejemplo, para poder trasladarnos desde Sant Agustí a Sant Rafel los cuatro juntos en un mismo coche nos mandaron al teléfono móvil un sms donde se explicaba todo para que lo presentáramos si nos paraba algún agente», explicó ayer Joan Ribas Marí a Periódico de Ibiza y Formentera.

En la Unidad Básica de Sant Rafel también todo se desarrolló de manera muy efectiva y correcta. «Estaba todo muy bien preparado para que ninguna familia coincidiera en el mismo lugar a la misma hora y se pudiera juntar mucha gente sin poder mantener las distancias de seguridad», recuerda Joan.

Tras rellenar las autorizaciones pertinentes para hacerse las pruebas fueron recibidos por personal sanitario ataviados con sus correspondientes Equipos de Protección Individual (EPIS) y con un protocolo «que aunque parecía de película» les hizo tranquilizarse y «pensar que se estaban tomando las cosas muy en serio».

Tres pruebas

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Finalmente, tanto Joan como su mujer Maribel se sometieron a tres pruebas diferentes. Las tres son voluntarias y se puede escoger cuál hacer y cuál no.

La primera fue la prueba serológica o test rápido que ofrece resultados a los diez o quince minutos después de pinchar un dedo y sacar una gota de sangre. Afortunadamente y para la tranquilidad de ambos, los dos dieron negativo, y más teniendo en cuenta que Joan, que desarrolla su labor profesional como autónomo en la limpieza forestal ha estado trabajando prácticamente todos los días y tuvo ciertos síntomas a principios de marzo. «Nos quedamos mucho más tranquilos porque sí que podíamos pensar que tal vez fuéramos positivos, pero al final se ha quedado en una gripe fuerte que hay que pasar todos los inviernos», bromeó.

La segunda prueba que les hicieron es la conocida como frotis nasal y de garganta. «Es bastante incómoda y un poco desagradable porque el sanitario te retira la mascarilla para introducirte un bastoncillo en las fosas nasales para recoger el fluido necesario y por eso, cuando nuestra pequeña lo vio decidió que a eso no estaba dispuesta», recuerda Joan con una gran sonrisa. De esta prueba, conocerán los resultados entre hoy y mañana.
Finalmente, la tercera prueba es una extracción de sangre que sirve para comprobar la fiabilidad de los dos tests anteriores a nivel científico.

Volverán a repetir

Joan Riera confirmó a este periódico que este estudio busca conocer a lo largo de los meses cómo evoluciona la curva del contagio del coronavirus. Por ello, tendrán que volver a repetirse las pruebas dentro de 21 días, desde el domingo, y posteriormente dentro de otros 21 días, es decir, 42.