Cáritas Ibiza ha recibido durante el estado de alarma toneladas de alimentos por parte de empresas. | Redacción Ibiza

Cáritas de Mallorca, Menorca e Ibiza han alertado que, tras casi dos meses completos de estado de alarma y paralización de la economía, el futuro se presenta «incierto» y han advertido que vendrán meses «muy duros y complicados» para miles de familias de Baleares.

Representantes de esta entidad en las diversas sedes de las Islas, en declaraciones a Europa Press, han hecho balance de las más de siete semanas de confinamiento y de freno de buena parte de la actividad económica, que se han traducido en una multiplicación tanto de las llamadas y consultas en sus servicios de atención como en la prestación de ayudas directas.

En el caso de las consultas, en Mallorca se han registrado más de 2.000 desde el pasado 14 de marzo, llegando a recibir un centenar de llamadas en algunos días, según ha explicado la portavoz de Cáritas en la isla, Noemí Estaràs.

Por su parte, en Cáritas de Ibiza se ha multiplicado por cinco el número de consultas recibidas, hasta una media de 50 al día, según ha señalado su portavoz, Gustavo Gómez.

Según han explicado los portavoces, el primer contacto se traduce después bien en derivaciones, por ejemplo, a servicios sociales o a otro tipo de prestaciones o en ayudas directas a la vivienda y los alquileres o en alimentación.

En este sentido, desde la declaración del estado de alarma, Cáritas Mallorca ha otorgado alrededor de 200 ayudas directas para vivienda por valor de 47.000 euros. Además, se han gestionado 560 tramitaciones de acceso a la Renta Social Garantizada por valor de 300.000 euros.

Igualmente, los doce centros de distribución de alimentos repartidos por toda la isla llegan a unas 700 familias cada 15 días y el comedor de Inca presta servicio a 134 personas cada día.

En Menorca, según ha indicado su secretario general, Guillem Ferrer, el servicio de alimentos ha aumentado un 56 por ciento desde el inicio de la crisis sanitaria y ha pasado de atender a 271 familias a 423 en los últimos 15 días.

Alaior y Ciutadella son los municipios menorquines donde más ha crecido el número de familias demandantes. En total, se han beneficiado de las ayudas en servicio de alimentos y vales de ayuda económica 1.080 personas.

En el caso de Ibiza, solo en Vila se están repartiendo cada día de lunes a viernes entre 70 y 80 lotes de unos 15 kilos de alimentos a personas que acuden cada dos semanas.

Es decir, unos 800 lotes de comida cada dos semanas. Antes del estado de alarma, ha señalado Gómez, eran unos 90 cada dos semanas. Esto se traduce en que la ayuda llega de manera regular a miles de personas ya que cada lote llega más allá de una persona individual, a la pareja o a los hijos.

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ESCENARIOS INCIERTOS

Las cifras crecientes de demandas han obligado en las últimas semanas, según ha apuntado el coordinador de Ibiza, a un «aprendizaje constante» y a tener que reaccionar casi día a día «a lo que estaba sucediendo».

Para hacer frente a este aumento de la demanda y la prestación de ayuda, los representantes han reconocido que no han descendido los ingresos disponibles, que provienen principalmente de convenios con instituciones y de cuotas de socios y donativos.
Incluso, han destacado, se han detectado durante las semanas de estado de alarma nuevos donativos y se ha producido un aumento del número de voluntarios.

Según ha explicado el secretario general de Cáritas Menorca, Guillem Ferrer, una gran mayoría de voluntarios son personas mayores, incluidas ahora en la población de riesgo, que han tenido que quedarse en casa pero en muchas parroquias, pero muchos jóvenes «se han sumado al equipo de colaboradores».

En esta línea, el Obispado de Menorca ha impulsado un Fondo de Solidaridad post Covid-19 de 100.000 euros, que serán gestionados por Cáritas.

Sin embargo, desde las tres Cáritas han pedido que las donaciones se mantengan porque lo que está por venir «va a ser muy duro» y se van a seguir necesitando recursos económicos. Para Estaràs, es fácil que en estos momentos la ciudadanía esté más sensible, pero la desescalada y el fin del estado de alarma no supondrá una mejora de la situación económica de las familias «de un día para otro».

Para el personal de Cáritas, la crisis sanitaria ha puesto sobre la mesa un problema que ya era «estructural» en Baleares como el del acceso a la vivienda y el de una sociedad, «con una gran cantidad de economía sumergida», dependiente del turismo, y con muchas personas sin acceso a ningún tipo de prestación, en palabras de la portavoz de la ONG en Mallorca.

Los representantes de las diferentes Cáritas de Baleares han coincidido igualmente en el escenario «incierto» que se abre a partir de ahora y que, en opinión de Ferrer, dependerá de la apertura o no de la temporada turística.

El secretario general de Cáritas en Menorca ha señalado que «lo más probable» es que las demandas y la prestación de ayudas «sigan aumentando» y, en todo caso, ha augurado, con la mirada puesta en el futuro, un invierno «crudo, largo y duro».

Desde esta perspectiva, Gustavo Gómez, de Cáritas de Ibiza, también ha vaticinado que, aunque la demanda de ayuda podría haber alcanzado un pico, la situación «podría prolongarse durante muchos meses, quizás hasta el inicio de la temporada turística de 2021».

Por su parte, Estaràs, de Cáritas Mallorca, ha hecho un llamamiento a una revalorización de puestos de trabajo hasta ahora «invisibilizados y maltratados» económicamente como el cuidado de las personas mayores o la limpieza de domicilios y a repensar una nueva «economía social y solidaria».