José Antonio Roselló en su casa de Ibiza, en una imagen de archivo. | DANIEL ESPINOSA

José Antonio Roselló (Santa Isabel de Fernando Poo, 1955) sigue a diario la prensa internacional. Esta semana recibió con optimismo la noticia en un diario alemán que se hacía eco de las palabras del comisionado de Turismo Alemán, Thomas Bareiss: los alemanes podrán viajar este verano a paises colindantes y a Baleares (mencionaba específicamente las islas). El mismo Bareiss avisaba hace algunas semanas a sus compatriotas de que se olvidaran de pasar sus vacaciones estivales en España, Grecia o Turquía. El cambio de criterio da pie a un moderado optimismo en un momento en que no abundan las noticias positivas.

— ¿Podemos prever ya cómo será la recuperación de las Pitiusas? ¿Será en ‘V’ o hay que pensar en otra letra?
—Todavía es pronto para esa previsión, las medidas que se aplican en estos momentos son medidas que podríamos llamar de cauterización de la herida. Lo que se trata es de aguantar el tipo frente a una situación muy compleja que nos ha caído encima. Las medidas de impulso son otra cosa en la que tenemos todavía mucho campo abierto.

— ¿Qué hace falta para revitalizar a las empresas?
—Una vez que hemos tomado estas medidas para sostener la economía, cauterizar esa herida que te decía, hay que preparar el impulso. Tenemos que ser conscientes de que es muy delicado parar la economía, porque será muy difícil ponerla en marcha otra vez y además, mientras la paras, afectas a muchos colectivos de personas. Estamos ante una situación muy dramática. Por tanto, lo que se tiene que hacer, o al menos es lo que pensamos muchos empresarios y economistas, primero es impulsar aquellos elementos de demanda interna que incentiven actividades. Esos elemento de demanda interna pasan por sectores que tienen un impacto directo en la demanda de los residentes. Es el caso del comercio, la construcción y otras actividades. En ese sentido es muy importante la iniciativa que presentó esta semana el Consell y otras iniciativas que puedan ir en esta dirección. En paralelo hay que trabajar en el ámbito sanitario para abrir los aeropuertos lo antes posible, siempre con todas las garantías. Esto significa plantear lo antes posible medidas sanitarias que contribuyan a la confianza de las personas que puedan venir a Ibiza y Formentera.

— ¿Qué impacto directo pueden tener en la isla las medidas planteadas por el Consell d’Eivissa?
—Las medidas del Consell tienen una doble naturaleza. Unas son medidas para que exista un impacto a corto plazo y otras son medidas para medio plazo. Por ejemplo, todas aquellas medidas que van en la línea de desburocratizar los procedimientos tendrían un efecto inmediato. Por ejemplo lo que ellos proponen en relación con las licencias de obra y demás. Directamente habría un efecto muy importante en un gran abanico de pequeñas obras que se podrían hacer en un tiempo muy breve. Otras medidas, aquellas que tienen que ver con la lucha contra el intrusismo, son más a medio plazo. Pero no debemos olvidar que estas medidas implican que el Govern balear debe impulsar un decreto ley de modificación de una serie de normas de orden territorial y urbanístico. Esto choca un poco con prejuicios ideológicos y el ejemplo es que los sindicatos han tenido ciertas reticencias a apoyar la iniciativa del Consell.

— ¿Prejuicios de qué tipo?
—Vaya por delante decir que no se han opuesto a las medidas que ha propuesto el Consell, porque además lo debatimos en la mesa de diálogo social, no eran desfavorables. Alguien podría pensar que esta flexibilización supone un peligro de exceso en las obras, pero el Consell, desde un primer momento, ha señalado que esto no supone consumo de territorio. La naturaleza de la reforma legal supone agilizar licencias de reformas o impulsar medidas de eficiencia energética permitiendo ampliaciones muy pequeñas. Son medidas que no irían en absoluto en la vía de consumir territorio. Pero la preocupación de los sindicatos no iba en ese sentido. Ellos proponían cosas que considero que no son realistas, por ejemplo que en lugar de estas medidas se aumentase el personal que estudia las licencias. Pero los ayuntamientos ahora mismo no pueden aumentar personal. Ya veremos cómo recibe el Govern la propuesta.

— La Airef informó esta semana de su examen del proyecto de estabilidad del Gobierno y preveía que uno de cada tres trabajadores en ERTE acabe en el paro este año, ¿esta previsión también afecta a las Pitiusas?
—Sí, ellos evalúan el año 2020 y piensan sobre todo en el ámbito del turismo y la hostelería a nivel de toda España. Esta es una expectativa real que habrá que intentar mitigar al máximo, pero por supuesto que esto puede suceder. Pensemos que en estos momentos, en la medida que haya cierre de fronteras hay una limitación para la economía pero al mismo tiempo hay un peligro muy importante en materia sanitaria. Hoy por hoy ese peligro es real y hay que ser cautos, por eso coincido con el criterio de la Airef.

— ¿Cuánto podrían resistir las empresas ibicencas sin recibir turismo extranjero?
—En estos momentos hay que intentar llegar al año 2021. El año que viene seguramente veremos cómo la situación se reconduce. Las previsiones de crecimiento ya son relativamente importantes en todos los institutos de análisis, siempre con un ojo puesto en la situación sanitaria, pero creo que en esta materia estamos avanzando muy rápido porque se hacen muchos esfuerzos a nivel mundial. Podemos mirar hacia 2021 con un optimismo moderado. Será un año de crecimiento en V o en V asimétrica. Aunque fuese con una cierta U habrá crecimiento. ¿Cuántos resistirán? Esto depende de muchas circunstancias y no siempre de tamaño. La clave está en que las empresas, poniéndose en las hipótesis más negativas como puede ser que no se pudieran abrir aeropuertos hasta agosto, tengan el apoyo de liquidez suficiente. En esto influye la situación previa que tenía la empresa. Las empresas que estuvieran en buena situación podrán aguantar si reciben el apoyo adecuado. El gran abanico de medidas que tenemos ahora tienen un carácter asistencial y son muy buenas para aligerar la carga de las empresas, pero si pasan las semanas y no hay apertura de aeropuertos habrá que darle una vuelta de tuerca a esas medidas. Pero insisto que en cualquier caso dependerá mucho de la estructura interna de capital de las empresas. Empresas que ya viniesen mal lo tendrán difícil, las que estuvieran saneadas podrán salir adelante.

— ¿Cómo está funcionando el sistema de créditos que han impulsado las administraciones públicas? ¿Llega la liquidez de una forma real?
—La situación es muy diversa. El sistema de créditos ICO va orientado a empresas de un cierto tamaño que puedan necesitar un apoyo de liquidez pero tengan una estructura financiera suficiente para aguantar, aunque esté abierto a todo tipo de empresas. El tipo de interés es un poco inferior al que exigiría el mercado pero algunas empresas se quejan de que está muy burocratizado y esto hace un poco más complicado el acceso a las pequeñas empresas. Se necesita hacer un análisis más en profundidad de la situación, porque tampoco es que se haya liberado todavía toda la línea de crédito. De momento se hace por tramos y el sistema mejora cada vez que se liberan nuevos tramos. En cuanto a los créditos ISBA (autonómicos), están muy bien adaptados a la pequeña y mediana empresa por su propia definición. Aquí el banco de España ha permitido flexibilizar un poco los criterios, de forma que puede llegar a las empresas esta liquidez. Podemos decir que la medida es moderadamente positiva, pero es insuficiente y hay empresas a las que no está alcanzando. Con el tiempo, el problema de la liquidez se pondrá cada vez más de manifiesto en todo su dramatismo.

— ¿Por qué no llega a ciertas empresas?
—El problema es que aquellas empresas que ya venían de una situación un poco delicada, que quizá ya hubieran tenido problemas, los acabarán teniendo. En general, por las noticias que tenemos, la flexibilización de crédito hace que se puedan conceder muchos tanto en ISBA como en ICO, pero no olvidemos que se pasa por los criterios del sistema bancario y ello implica un mínimo de garantías y aunque se haya flexibilizado el criterio no implica dinero para todos. Hay que monitorizar este tema y si, conforme pasen las semanas hay muchas empresas que queden fuera, puede que haya que empezar a plantear ayudas directas de liquidez a través de otros mecanismos. En algún país se ha intentado este sistema, pero estas ayudas tienen el inconveniente de que suelen ser de poca cantidad.

— Los hoteleros hablan de buenas perspectivas para 2021, ya reciben reservas con mucha antelación, ¿crees que recuperarán el pulso para el año que viene?
—Tengo la esperanza de que sí. Lo que se recuperará en general será el consumo privado en Europa y con él las ganas de viajar y la actividad hotelera. Esto es algo que ya se está viendo en otras latitudes. Después del confinamiento en Asia el consumo privado se está disparando. La gente que ha tenido restricción de movimiento, una vez que se les permite la libertad de movimiento quieren salir, viajar. Hay mucha gente que está a la expectativa para en cuanto se pueda preparar un viaje. Las expectativas son favorables si se abren aeropuertos, se hace con garantías y la situación sanitaria está controlada, aunque otra cosa será volver al punto de partida.

— Y si no se controla, ¿qué consecuencias económicas podría tener una segunda pandemia el próximo invierno?
—Algo así desde luego no ayudaría, pero no creo que haya una segunda pandemia. Podría haber rebrotes. Se ha confinado a la población para evitar muertes de personas y para evitar el colapso del sistema sanitario, pero realmente cuando no haya vacuna o inmunidad generalizada hay un peligro real. Pero en la nueva etapa en la que ahora entraremos, con las medidas que se están intentando implantar como el uso de mascarillas y otros protocolos la gente será más cuidadosa. Respecto a la mascarilla, aunque no es una medida siempre efectiva, ayuda a que la gente sea más cuidadosa, mantenga la distancia de seguridad y esté alerta al verla.

— ¿Cree que sería necesario, o posible, dar pasos hacia un tejido productivo menos dependiente del turismo en Balears?
—Un cambio así nos llevaría a hacer un ejercicio de ingeniería social que creo que fracasaría. Creo que hoy por hoy nuestro modelo no tiene alternativa. Además tenemos que pensar que el turismo a nivel mundial, antes de la pandemia, estaba en auge. Crecía de un modo muy destacado en todos los ámbitos del turismo. Estamos posicionados en un sector importante que tiene mucho futuro, con todas las transformaciones que ellos conlleva. En paralelo no está de más fomentar el crecimiento de otras actividades, por ejemplo en cuanto a nuevas tecnologías, que en cualquier caso seguirían vinculadas al turismo. Las empresas tecnológicas son interesantes porque no suponen consumo de territorio y suponen capacitación del capital humano de la isla. Pero esto sería algo colateral. El turismo va a seguir siendo una industria importante y cuando pase la crisis la gente querrá volver a viajar pero tenemos que controlar el tema sanitario. Hemos descubierto que el turismo es una industria débil en el caso de una crisis sanitaria, pero tenemos que trabajar en esta materia para que nuestro país esté preparado. Si el conjunto de España tiene una base industrial y tecnológica sólida, nuestra especialización en turismo es perfectamente viable.