Los seis supervisores en uno de los pasillos del Hospital Can Misses.

Hoy se celebra el Día Mundial de la Enfermería, una fecha que cobra especial significado en tiempos de coronavirus. Seis supervisores de Enfermería de diferentes servicios del Hospital Can Misses, Manuela Vila y José García, de UCI; Antonio Gutiérrez, de la planta F de Medicina Interna; Juan Antonio Rosa y Nieves Clara Matteazzi, de Paritorio, e Ina Cardona, de Ca Na Majora, relatan cómo han cambiado su trabajo a raíz del coronavirus, y los buenos y peores momentos de esta pandemia, en la que se ha trabajado sin descanso, corriendo, quitando horas a su familia, con ansiedad, sin contacto estrecho con los pacientes pero con entrega, compromiso y dedicación al paciente. Un reconocimiento extensible a todo el personal, no sólo al de enfermería, sino desde la limpieza, cocina, celadores hasta la dirección. «Ha sido un trabajo en equipo. El trabajo de las limpiadoras no tiene precio. Logística se ha portado muy bien. Han sido momentos muy difíciles y siempre nos han apoyado», dice Antonio Gutiérrez, supervisor de la planta F de Medicina Interna, una de las zonas cero del Covid-19 en Can Misses.

Todos coinciden el alabar el trabajo de sus compañeros en esta crisis. A Manuela se le pone la piel como carne de gallina recordando el ingreso en UCI del primer paciente de COVID-19. «Como supervisores preguntamos quién lo iba a llevar, por todo lo que era y la respuesta fue impresionante. Todos querían llevarlo». A José García, enfermero referente de UCI, y con el que Manuela trabaja destaca que lo que más le ha impresionado ha sido «la capacidad de adaptación del personal, el trabajo en equipo, la colaboración que ha habido, el apoyo de la dirección y ver la entrega, pese a las dificultades». Ina Cardona apunta al «calor humano» del equipo de Ca Na Majora formado por voluntarios de otras unidades.

Sin dormir del tirón
En tiempo de coronavirus han pasado por momentos difíciles. «Lo peor son los nervios, los momentos de ansiedad por el desconocimiento, las lágrimas que hemos visto estos días», apunta Antonio. «Tener que correr, nos hemos tenido que ir adaptando a los protocolos del COVID-19», añade Ina Cardona.

Tensión, nervios, miedo e incertidumbre han estado presentes en sus jornadas de trabajo, algunas maratonianas, de 12 horas, incluso sin tiempo para comer y como lamenta Juan Antonio Rosa, «las horas que no hemos dedicado a nuestras familias» ya que en muchas ocasiones seguían pendientes desde su casa. «A la mayoría de nosotros nos pasa que no dormimos del tirón toda la noche, nos despertamos bastantes veces, no sé si por el cansancio o el estrés»., apunta Manuela.

El coronavirus ha supuesto un cambio en su forma de trabajar y ellos han tenido que adaptarse a estas circunstancias. Gutiérrez recuerda cómo la planta de Medicina Interna cambió «de la noche a la mañana y nos convertimos en una planta de COVID-19». Un cambio en «la forma de actuar y relacionarnos con el paciente en la humanización de los cuidados; ha sido diferente, no hay contactos estrechos con la familia ni con el paciente, ha sido un descubrir día a día, una reinvención de la profesión, de la estructura hospitalaria y modificando los protocolos». Como apunta Ina Cardona, se han tenido que «reinventar cada día y aún nos queda por aprender; nos tendremos que acostumbrar a vivir con este virus».

La UCI ha cambiado su dinámica de trabajo al cien por cien, ya que de se ha pasado de recibir a un paciente y a su familia, a recibir al enfermo «vestidos de buzo en los que no se ve prácticamente nada; un enfermo que en cuestión de media hora lo tienes que intubar y entra en un estado crítico, sin la familia al lado para explicarle la situación. Para nosotros, que somos un servicio que estamos pendiente de la familia, ha sido duro», explica Manuela Vila, que destaca el trabajo de sus compañeros, «los que han estado a pie de cama, tanto a nivel facultativo como enfermería», ellos sí tienen mérito».

El sufrimiento en UCI
En la UCI, como dice José García, «nos centramos en lo técnico, en salvar vidas, pero hay mucho sufrimiento». Con el coronavirus no hubo contacto con las familias desde enfermería pero sí que la responsable del servicio, la doctora Paz Merino, ha hecho un trabajo de interlocutor con las familias. «Queremos tranquilizar a los familiares, que sepan que todo el personal de UCI les ha mostrado su apoyo y cariño aunque no se haya visto», señala.

En Paritorio tratan ahora de «volver a lo que la gente llama la nueva normalidad, que yo le llamo nueva anormalidad», apunta Juan Antonio Rosa, trabajando con circuitos y protocolos para volver a la humanización que caracteriza este servicio. «No se ha tenido casos de gestante positiva pero que en el caso de que la haya que pueda estar acompañada por su pareja dentro del parto, que ahora no está contemplado. Recuperar la bañera y métodos de analgesia como óxido nitroso, lo que habíamos tenido que se había perdido por la desinformación y el miedo», añade su compañera Nieve Clara Matteazzi.

La jornada de hoy conmemora el Día Mundial de la Enfermería e Ina Cardona tiene claro que este año «más que nunca celebramos la enfermería nuestra fiesta; desde la directora de enfermería hasta la última profesional sanitaria hemos sacado lo mejor de nosotros, tanto desde la unidad, las residencias, Primaria, los compañeros de las UVAC, pero no sólo enfermería sino todos los estamentos han dado lo mejor; este año lo celebramos todos».

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Ca Na Majora y Medicina Interna

«Hemos recibido mucho apoyo y comprensión de las familias»

«Los familiares se han portado muy bien. En ningún momento nos hemos sentido presionados, hemos recibido compresión y apoyo. Muy buen entendimiento», dice Antonio Gutiérrez, supervisor de la planta F de Medicina Interna del Hospital Can Misses. Para Ina Cardona, supervisora de Ca Na Majora, es importante «que se siga manteniendo la humanización» en situaciones en las que como ahora están aislados en sus habitaciones, A través de la gestora de casos se ha hecho un trabajo con las residencias para que se les facilite sus objetos personales, como relojes o libros.

UCI

«La respuesta de todo el personal del hospital ha sido excepcional»

Los supervisores de UCI sólo tienen palabras de gratitud para sus compañeros. Durante los momentos más duros de esta crisis sanitaria se habilitó una zona de UCI para pacientes no COVID «rescatamos a personal de otros servicios, a los que les doy las gracias porque estuvieron dispuestos en todo momento, trabajando codo con codo y con turnos de doce horas. La respuesta por parte de todos ha sido excepcional», subraya Manuela Vila. Su compañero José García apunta que ha habido muchos cambios «no sólo de los dispositivos , sino de las emociones y el corazón».

Paritorio

«Ahora decimos que hablamos a través de la mirada en los partos»

El coronavirus trajo cambios sustanciales en en servicios como Paritorio de Can Misses, «cuando cambian las cosas no son para bien, sino pierdes cosas que tienes», apunta la supervisora Nieve Clara Matteazzi, que destaca el trabajo «del equipo humano que está detras, que apuesta por la humanización de cuidados en el marco de seguridad, adaptándonos lo mejor posible». La supervisora cuenta que «ahora decimos que hablamos a través de la mirada, En los partos vamos con mascarillas, la distancia marca un poquito, pero con la mirada se puede hablar también».