Juan Molas, durante una conferencia.

Juan Molas (Barcelona, 1952) respira turismo por todos sus poros. Asumió la dirección de un hotel, a los 22 años y desde entonces no ha parado. En enero pasado, en el marco de Fitur, sustituyó a Abel Matutes Juan como presidente de la Mesa del Turismo, un think tank donde participan hoteleros, compañías de transporte, turoperadores, agencias de viajes y algunos organismos públicos, cargo que compagina con la presidencia del Instituto Tecnológico Hotelero (ITH) y con su presencia en varios consejos de administración de empresas turísticas.

Antes, fue presidente de la CEHAT, Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos, durante cinco mandatos consecutivos, director comercial de la Unión de Hoteles Independientes (1975-1985) y consejero delegado de la cadena H10 Hotels (1987-2002).

Juan Molas ha recibido numerosos reconocimientos entre los que cabe destacar la Medalla de Turismo de Cataluña en el año 2000 y la Medalla al Mérito Turístico del Gobierno de España en 2011. Una voz autorizada con la que conversó Periódico de Ibiza y Formentera el pasado jueves, en plena tormenta por la cuarentena decretada por el Gobierno y por las declaraciones del ministro Javier Garzón sobre el bajo valor añadido del sector.

—Empecemos por la pregunta del millón: ¿Habrá turismo esta temporada?
—Esa es la esperanza que tenemos, más después de que ayer (por el miércoles) Europa instara a los estados miembros a levantar las prohibiciones a la movilidad. Fue una sorpresa y un disgusto el decreto de cuarentena aprobado el martes por el Gobierno. Es un despropósito, no estaba consensuado, es más no teníamos ni conocimiento de ello. Es una decisión que se contradice con la campaña anunciada por el Ministerio de Turismo España turismo seguro, que tampoco hemos visto.
Habrá turismo, a finales de junio o en julio. No con las cifras de años anteriores, pero habrá. Hay muchísimos mercados deseosos de recuperar la posibilidad de hacer vacaciones, sabiendo perfectamente que será un turismo diferente, pero que tendrá toda la seguridad y el nivel de servicios que ofrecen los hoteles españoles.

—¿Aunque no tengamos test rápidos ni pasaporte sanitario?
—El sector está muy preparado para recibir turistas. El cliente se va a encontrar seguro. Nuestros destinos ofrecen mucha seguridad y los turistas podrán disfrutar de unas vacaciones diferentes a las anteriores pero que serán, en general, iguales en todo el mundo. Obviamente, habrá un antes y después, pero los servicios que vamos a ofrecer serán compatibles con el deseo y con las perspectivas de los turistas.

—Gabriel Escarrer, CEO de Meliá y presidente de Exceltur, dijo en estas páginas hace unas semanas que sin test rápidos ni pasaporte sanitario no habría temporada.
—¿Test rápidos? ¿Pasaporte sanitario? Es que se van a tomar estas medidas y otras como la toma de temperatura. Habrá millones de pasajeros que tendrán libertad total de movimiento. Quiero destacar que Airbus ha dicho que los aviones están preparados para que cada tres segundos se renueve el aire del interior de las cabinas, lo que garantiza, con un 99,9% de fiabilidad, la eliminación de cualquier posible virus. Nos deja tranquilos que Airbus garantice una seguridad absoluta en los vuelos. Insisto que España ofrece garantías de seguridad ciudadana y sanitaria por encima de la media. Serán vacaciones diferentes, pero con total plenitud.

—Ha dicho que habrá test rápidos. ¿Está seguro?
—Todavía no sabemos cuáles serán las normativas y los protocolos exactamente. Supongo que esto será normativa obligatoria, pero no lo sé. Esta situación va a durar mientras no aparezca la vacuna y habrá que tomar muchas medidas.

—¿Cómo valora la gestión del Gobierno en materia turística?
—Demuestra precipitación sin duda, como con el decreto de cuarentena. No teníamos conocimiento y se contradice con la campaña anunciada y que todavía no hemos visto.

—Con las fronteras cerradas, y además desde hace semanas, la cuarentena parece una medida extemporánea.
—Lo primero es la salud pública, pero el mensaje que se ha trasladado a los turistas es que no son bienvenidos, lo que es un tremendo mazazo para un sector que supone el 12,5% del PIB de forma directa y un peso indirecto, todavía muy superior y que genera un 14% del empleo. Somos el segundo sector más importante de España, solo superado por el comercio, tres veces por encima de la automoción. El Gobierno tiene que tomar una ruta y ser consciente de que no hay sanidad sin economía. Necesitamos valentía política y que entienda que hay que activar un sector absolutamente fundamental, que genera 2,7 millones del empleos y que es fundamental para la estabilidad económica y social. Si no actúa con determinación y valentía, las consecuencias van a ser irreparables, muchísimo peores. Lamentablemente, no vemos una actuación política decidida, responsable, con capacidad de decisión, que esté muy por encima de problemática políticas y de enfrentamientos partidistas. Tenemos un Gobierno francamente decepcionante.

—¿Qué debería hacer y no hace, a su juicio, el Gobierno para ayudar al turismo?
—Hace un mes, desde la Mesa de Turismo le escribimos una carta al presidente del Gobierno explicándole cuál era la situación y pidiendo mantener los ERTE hasta final de año, para preservar la supervivencia de cientos de miles de empresas turísticas. Todo el que pueda abrir, abrirá, pero habrá empresas que no puedan abrir y hay que salvaguardarlas. También pedimos que el ICO avalara al 100% los préstamos, flexibilidad fiscal, bajar el IVA turístico para mantener la competitividad al 7% o incluso implantar un IVA superreducido al 4%, lo que supondría mandar una señal de valentía. Tenemos un empresariado modélico que fue uno de los sectores que más contribuyó a la recuperación económica de España.

—¿Cuál fue la respuesta?
—No hemos tenido respuesta. Lo que hemos visto que es que los ERTE se amplían hasta el 30 de junio, algo que sirve de poco al sector. El Gobierno tiene un problema de gestión, no tiene clara la hoja de ruta, no está transmitiendo seguridad de que tiene el conocimiento exacto de cuál es la situación. Está en la improvisación permanente, lo que preocupa muchísimo. Vemos que estamos en manos de unos gestores, de unos políticos, que no tienen la fortaleza, ni la capacidad de decisión, ni un concepto claro de cuál es el problema, ni de hacia dónde vamos, ni mañana, ni pasado mañana. Miles de empresas, no solo grandes, también pequeñas, familiares, que han hecho un gran esfuerzo durante muchos años están en peligro.

—En todas las crisis, siempre se generan oportunidades. ¿Habrá también en esta?
—Sí.

—¿Cuáles?
—No vencerá ni el más fuerte, ni el más hábil, sino el que tenga más capacidad de resistencia y de adaptación a una nueva situación. Veo el vaso medio lleno porque España es un país con una muy alta competitividad, somos el número 1 del mundo y lo seguiremos siendo porque estamos muy preparados y sabremos adaptarnos y responder a una nueva situación. Tenemos una oferta muy importante, un abanico muy difícil de superar, siempre es mejorable, pero somos la vanguardia turística internacional. Lo que no ayuda son ciertas actitudes de nuestros gobernantes, son comentarios como el del ministro (Alberto) Garzón, diciendo que el turismo era un sector de poco valor añadido. No ayuda tener el enemigo en casa. Si hay algún sector capaz de ayudar, es la actividad turística, en mayor o menor medida.

—Ibiza y Formentera parten con la debilidad de que es necesario el transporte colectivo para llegar, pero en cambio la fortaleza de que el hecho insular ha permitido controlar mejor el contagio.
—Estoy de acuerdo. Ibiza y Formentera son unas zonas privilegiadas por la poca incidencia del virus. Ahora, lo más importante es la movilidad, que la Unión Europea se ponga de acuerdo, que las líneas se pongan en marcha y que nos pongamos a trabajar. Ambas son marcas magníficas, muy bien situadas, siempre es mejorable, con grandes posibilidades, por lo que con una movilidad abierta y suficiente, serán de los primeros destinos en recuperarse, no tengo ninguna duda. Por todas las bondades de ambas, la calidad de los destinos y la cantidad de clientes repetidores y fieles, tanto nacionales como internacionales.

—¿Cuándo deberían los consells iniciar las campañas de promoción?
—Ya mismo. Es importante consensuarlas, coordinarlo con otras acciones de promoción, procurar coordinar entre todos los esfuerzos de forma conjunta, especialmente con Turespaña. Creo que es más momento de una buena comunicación que de promoción porque somos sobradamente conocidos. Hemos de comunicar las bondades, las características, la seguridad ciudadana y sanitaria, qué hemos hecho, los protocolos en los hoteles, en los restaurantes, hemos de explicarle todo esto lo antes posible a nuestros clientes fieles.

—Las medidas de seguridad anunciadas para los hoteles suponen un gran cambio de paradigma.
—Efectivamente, hay un antes y un después. Esta situación durará al menos un año o un año y medio, hasta que la esperada vacuna se pueda aplicar a todos los ciudadanos del mundo. Estamos preparados para garantizar la seguridad sanitaria, los servicios habrán cambiado, habrá más distancia en las zonas de restauración, no habrá bufets, no habrá zonas comunes. Será diferente, pero los clientes, todos, lo saben perfectamente. Estos cambios no supondrán que desaparezca la necesidad de disfrutar de las vacaciones.

—Negocios como las discotecas lo tienen más difícil.
—Lamentablemente, habrá pocas abiertas. Otra cosa son las actividades en el exterior, con medidas restrictivas en cuanto a la distancia.

—¿Es realista plantear alargar la temporada en Ibiza y Formentera?
—Ojalá. Es una de las asignaturas pendientes. La climatología no ayuda, pero si ibiza y Formentar fueran capaces de convencer a toda la oferta, no solo la hotelera, también la de comercio y de actividades de ocio, creo que es posible porque en otoño la climatología en ocasiones es mucho mejor que en primavera.

—¿Tiene sentido mantener la ecotasa?
—Ninguno. Habría que anularla inmediatamente. De hecho, es un error tremendo no hacerlo porque nos influye en la competitividad. Es absurdo no quitarla. Yo la quitaría para siempre, pero si esto no es posible, al menos suspenderla y ponerse de acuerdo en cuándo volverla a aplicar.

—Esta semana el Govern ha aprobado un decreto que mantiene la posibilidad de ampliar hoteles un 15 % cuando hasta ahora solo se permitía un 10 %.
—La medida demuestra buena voluntad, no me parece mal. No sé si hay una necesidad objetiva y, por lo tanto, estamos ante un canto de sirena. Un guiño que llega tarde. Bienvenido sea, pero creo que es irrelevante en estos momentos.

—¿No habrá reformas?
—Sí las habrá, porque habrá empresarios que aprovecharán para actualizar sus establecimientos. Pero no creo que éste sea el debate ahora.