Los niños siempre son los que mejor se lo pasan jugando dentro del agua. Y ayer, después de tanto tiempo, no fue una excepción. | DANIEL ESPINOSA

Por fin, después de mucho tiempo, llegó el día en el que muchos ibicencos pudieron darse un chapuzón en el mar. Desde que el viernes el Gobierno anunció que Ibiza entraría en la fase 2 del proceso de desescalada en la lucha contra el coronavirus, había muchos que contaban las horas para que llegara ayer y por eso algunas de las playas mostraron un magnífico ambiente.

Una de las más concurridas fue Ses Salines. Ya a primera hora de la mañana había bañistas con ganas de estrenar la temporada y después, al mediodía, el número se multiplicó. Afortunadamente se respetaron algunas de las recomendaciones del Ministerio de Sanidad, como la de mantener un perímetro de seguridad de dos metros respecto a otros usuarios. «Lo tengo claro, con lo que nos ha costado llegar hasta aquí y lo mucho que nos hemos dejado en el camino, ahora tenemos que ser consecuentes y prudentes y hacer lo que nos digan para evitar repuntes del coronavirus», aseguró a Periódico de Ibiza y Formentera Lua, una joven brasileña residente en Sant Jordi.

Respeto, prudencia y muchas ganas es lo que se podía encontrar entre los que se dieron el ansiado chapuzón en esta zona. «Creo que nunca me había sentado tan bien un baño en Ses Salines y es que tenía tantas ganas que, incluso, tengo la sensación de que el agua está mucho más limpia», explicó Martín. «Yo soy de los que no me baño antes de junio pero no sé porque pero este año me he atrevido a meterme y echarme unas brazadas a pesar de que el agua está muy fría», contestó con una gran sonrisa Frida, una argentina nacida en Buenos Aires. «Vivir en una isla tan bonita como Ibiza, con estas playas y estos mares, y no poder bañarte era algo que se nos estaba haciendo demasiado cuesta arriba y por eso hoy me está sentando mejor que nunca», explicó Luis Antonio, un veterano bañista sexuagenario que desde hace años «no regatea ningún baño cuando viene el buen tiempo porque el mar y las olas son salud».

Talamanca, Platja d’en Bossa...

En la playa de Talamanca lo que más se veían, sobre todo en torno a las 12.00 horas, eran familias. «Creo que nunca en mi vida he visto el agua tan bonita en esta zona como ahora y por eso, después de pasear muchos días con mi hijo de año y medio, en cuanto han dejado me he acercado a que pruebe el agua», confirmó Miryam, madre del pequeño Ian.
Además, en esta playa la cercanía de algunos comercios con sus terrazas con mesas separadas también fue un aliciente. «Es la combinación perfecta, bañito en la playa después de muchos meses, tomar un poquito el sol a ver si cogemos el moreno y una cañita con mi pareja mirando el mar sin que nadie nos agobie al estar pegados a los demás», explicó Biel, quien había acudido junto a Joan.

Incluso, hubo algunos que fueron más allá y añadieron más atractivos a este primer día de baño en la fase 2. «Entiendo que los turistas son muy necesarios para recuperar nuestra economía pero tengo la sensación de que vamos recuperando poco a poco la Ibiza de antaño. Y esta Ibiza sin gente, con el agua bonita, sin agobios por no tener sitio en la playa, sin que te cobren un dineral por una hamaca y sin música estridente desde los barcos, es muy bonita y ojalá se mantenga mucho más tiempo», contó Roser, una residente en Jesús que había dejado de ir a Talamanca hace años «porque no soportaba en que se había convertido». Y justo a su lado, Pep, Clara, Lina y Toni, dos matrimonios de la ciudad de Ibiza, asentían. «Lleva toda la razón la señora, ojalá esto nos sirva para volver a cuidar lo nuestro y a nuestra gente porque aquí en Ibiza, desde hace años, el residente pinta poco y el turista mucho, y así esta playa se había convertido, como otras muchas, en un auténtico desastre».

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Medidas de los ayuntamientos

El Ministerio de Sanidad publicó este fin de semana un documento de recomendaciones para la apertura de las playas y zonas de baño. En él se establece que los ayuntamientos «serán quienes tengan la potestad de limitar su acceso y su aforo para asegurar que se respeta la distancia interpersonal de, al menos, dos metros». También se permite el uso de duchas, aseos y vestuarios, «limitando la ocupación a una persona salvo que precise asistencia».

Ningún ayuntamiento de la isla ha puesto en marcha medidas concretas para controlar el aforo ni la afluencia de bañistas.

Vila «ha lanzado un dispositivo informativo de Policía Local, Policía Nacional, Protección Civil y Socorristas e instalará cartelería específica para explicar a las personas que incumplan la normativa de la obligatoriedad de seguir las recomendaciones sanitarias».

En Sant Antoni, serán los agentes de la Policía Local los encargados de controlar las zonas costeras, con la ayuda de un dron que realizará la vigilancia de forma aérea, y por las tardes se unirán voluntarios de Protección Civil.

En Sant Josep será también el equipo mínimo de los socorristas que se han contratado los que harán cumplir las normas «porque no se espera una gran congestión en las playas» y en Santa Eulària «el control de aforos lo hará el departamento de Litoral y Playas y los voluntarios de Protección Civil, y después, contarán con el apoyo de los socorristas cuando empiecen a trabajar el 1 de junio».