Los trabajos comenzaron ayer y la semana que viene se introducirá maquinaria pesada.

Ocho meses después del paso del devastador cap de fibló y una vez superado el estado de alarma, ayer arrancaron en Sant Antoni los trabajos de restauración ambiental de los daños provocados por la DANA, el fenómeno meteorológico que el 22 de ocutubre causó enormes daños en una gran franja comprendida entre Cala Gració y Corona.

Los trabajos que desarrollará la Conselleria de Medio Ambiente del Govern balear cuentan con un presupuesto que suma 151.800 euros y tiene como objetivo disminuir el riesgo de incendios y la proliferación de plagas en la zona afectada.

Según informaron ayer desde el Govern, los trabajos previstos tienen tres ejes de actuación que son «la seguridad, la gestión y la evaluación de la recuperación ambiental».

Las actuaciones puestas en marcha esta semana prepararán el terreno para la llegada de la maquinaria pesada la semana próxima.

Los daños detectados por los técnicos de gestión forestal suponen una acumulación «extraordinaria» de restos vegetales dentro de masa forestal, pero también cerca de vías de circulación y viviendas, que pueden originar problemas como por ejemplo caídas de árboles encima de infraestructuras.

Además, se añade un mayor riesgo de sufrir un incendio forestal, así como de una mayor afección de plagas por escolítidos debido a la presencia de árboles vivos, pero muy debilitados, junto a grandes restos de madera verde en tierra. Estos representan un «potencial foco» de atracción por los perforadores de los pinos.

Una franja de 11 kilómetros
Medio Ambiente precisó que el recorrido del cap de fibló fue de 11 kilómetros y con una anchura variable, que en algunos puntos sobrepasó los 1,5 kilómetros.

Así, se estima que la superficie total afectada se sitúa alrededor de 296,58 hectáreas, de las que 29,07 están ubicadas entre Cala Gració y la urbanización de Can Germà y el resto, 267,51 hectáreas, están en terreno forestal y en zonas orográficamente muy complicadas y de muy difícil acceso para trabajar.

Asimismo, 145 de estas hectáreas están «intensamente» afectadas, con árboles rasgados y tumbados, principalmente pinos (Pinus halepensis) y secundariamente sabinas (Juniperus phoenicea), sobre todo los árboles adultos.