Concentración de empresarios y trabajadores del West End el lunes. | DANIEL ESPINOSA

«Me molesta mucho que con la excusa del turismo de excesos nos metan a todos en el mismo saco. [...] Hay muchos empresarios que estamos haciendo un esfuerzo por cambiar la imagen de la zona». El propietario del bar Colón, Pep Colomar, se muestra indignado con la medida impulsada por el Govern para prohibir la apertura de los locales de ocio nocturno en la zona del West End en Sant Antoni. Como él, otros empresarios del sector piden un mayor control sobre aquellos locales que incumplen, pero que no se haga pagar a justos por pecadores.

Colomar tiene a dos trabajadores en ERTE a tiempo completo, otro trabajador en ERTE a tiempo parcial. Además tenía a varios ‘extras’ que tenían contrato de fin de semana. El Colón es uno de los locales de la zona que abre todo el año. Su clientela está básicamente formada por gente joven del pueblo y de otras zonas de la isla que van a escuchar música, jugar al futbolín o al billar mientras se toman algo.

«Es una medida política frente a una situación sanitaria. Lo dijo Negueruela, quieren combatir el turismo de excesos, pero es que nosotros no trabajamos con esa clientela», explica Colomar.

Su idea era abrir sus puertas, a pesar de que «la temporada va a ser muy mala», dado que su clientela es local y que cuenta con unos trabajadores que dependían de la apertura del local.

«Estamos de acuerdo en que el modelo turístico del West End hay que cambiarlo, pero borrarlo todo de un plumazo no es justo. Hay mucha gente que trabaja por hacer algo diferente», defiende.

También cree que se comete una injusticia Toni Roselló, propietario de El Refugio. Un local reconvertido en sala de conciertos que su familia decidió recuperar para ofrecer un negocio más acorde con el modelo que quieren para Sant Antoni. «Podríamos alquilar este local por un dineral, pero hemos renunciado a ese alquiler para ofrecer algo distinto. No es justo que después de ese esfuerzo hagan este decretazo y no te dejen ni abrir puertas», critica.

El Refugio tiene licencia de café concierto, sala de fiestas y restaurante en sala de fiestas. Se trata de licencias muy complicadas de conseguir por la cantidad de requisitos y servicios que imponen. En su plantilla hay 15 personas fijas y cerca de 30, si se cuentan los empleos indirectos.

«Haz un régimen sancionador para poder precintar a los locales que incumplan. Lo que no puede ser es que ahora todos los bares estemos demonizados», critica, una fama que achaca a «cuatro o cinco que siempre han incumplido pero a los que nunca se ha revocado la licencia». Aquellos que han dado la «mala fama» que ahora salpica a todos y abocará a muchos al cierre debido a la medida impuesta por el Govern.

Por su parte, PSOE-Reinicia explicó ayer que «lamentablemente son muchas las empresas y empleados que sufren y seguirán sufriendo el parón del turismo», explicó Simón Planells, portavoz del grupo político, quien añadió que «tenemos gobiernos progresistas que han tomado medidas, como los ERTE, ayudas a autónomos, al alquiler y muchas otras para que nadie se quede atrás en esta crisis», concluyó y criticó al alcalde Marcos Serra por apoyar la concentración del lunes.

EL APUNTE

Apoyo desde Mallorca a los empresarios del West End

La Asociación de Comerciantes y Empresas de Servicios Turísticos de Mallorca (Acotur) expresó ayer su apoyo a la protesta de empresarios del West End por las limitaciones a la apertura de sus locales, y reclamó «ofrecer más que nunca oportunidades únicas y excepcionales».