El cómico, actor y director de teatro José Boto junto a ejemplares de su libro ‘Con fina ironía’.

Al cómico y actor madrileño afincado desde hace 13 años en Ibiza José Boto el confinamiento por el coronavirus le ha cundido mucho. Acostumbrado a hacer mucho deporte y a pasar muchos días fuera de su casa, lejos de su mujer y sus hijos debido a su profesión y recientemente al éxito de su obra de teatro Memoria Histérica, ha aprovechado para escribir su primer libro, titulado Con fina ironía. Lo publicó con Amazon al poco tiempo de terminarlo, cuenta con dos prologuistas de auténtico lujo como Juan Luis Cano y J. J. Vaquero, y en apenas unos días en el mercado se ha convertido en todo un éxito. Hace poco llegó a las librerías de Ibiza y hoy a las 20.00 horas lo presenta en la heladería Torres Talión de Vila junto a sus amigos Iván Doménech, el mago Albert, el director de cine y médico Ignacio Ricarte y el presidente de la Ibiza Comedy Club, José María Marí.

Durante el confinamiento ha hecho un libro, un programa de entrevistas y el programa Los AriHup. ¿Usted para en algún momento?
—Pues poco la verdad. Siempre he sido de estar muy activo y eso creo que me ha ayudado para aprovechar mejor el confinamiento y hacer muchas cosas dentro de los límites de estar en tu casa. Y una de ellas ha sido escribir mi primer libro que es casi un diario de estos dos meses que hemos pasado encerrados.

¿El diario de un cómico?
—Yo diría que mucho más. Es el diario de muchos padres que han tenido que vivir este día a día tan complicado. En mi caso el del padre de Ariadna de ocho años y Hugo de cinco que al igual que otros muchos ha tenido que hacer de profesor, psiquiatra, padre, madre...

Sus hijos juegan un papel fundamental en el libro. ¿Tenemos que aprender mucho de ellos?
—Por supuesto. Los niños nos dan constantemente lecciones a los adultos de como comportarnos. Y en esta pandemia mucho más.

Mucha gente espera que sea un libro de humor pero es mucho más. ¿Qué cuenta en él para que la gente se haya enganchado tan deprisa?
—Tal vez sea que es un libro de emociones y sensaciones pero hecho con humor. Fueron días muy duros porque las cifras de muertos aumentaban con mucha rapidez y eso despertaba las emociones. No somos de hierro. No las puedes evitar. Y por eso al final me ha salido un libro que está escrito desde el corazón siguiendo las noticias del día a día.

¿Por qué ha elegido el nombre de Con fina ironía para el libro?
—Porque es fundamental no tomarse la vida tan en serio. Y porque yo me he acostumbrado a emplear la ironía para diseccionar una realidad que ya de por sí tiene demasiadas cosas malas. Siempre hay que intentar sacar el lado positivo de las cosas.

¿Y por qué ha tachado la palabra ‘miento’ de la portada?
—Porque yo no miento casi nunca. Y digo casi nunca porque prefiero recurrir a la ironía por encima de muchas cosas e intentar sacar una sonrisa a la persona que tenemos enfrente.

¿La risa es la mejor autoayuda?
—Sin duda.No hay nada mejor para luchar contra la depresión que estar constantemente riendo. Junto al amor el humor es la mejor medicina para ser felices en la vida.

¿Y reírnos de nosotros mismos?
—Por supuesto. Eso es muy importante porque también nos sirve para aprender y ser mejores en nuestro día a día. España es un país que tiene un gran sentido del humor pero últimamente nos falta más reírnos de nosotros mismos y hacer más autocrítica. Creo que si lo hiciéramos seríamos algo mejores y, sobre todo, más felices.

Pero parece que ahora con las redes sociales hay que hilar mucho más fino y pensar muy bien cada chiste y cada comentario para que nadie se sienta ofendido. ¿Corremos el riesgo de quedarnos sin humor?
—No lo creo. El humor siempre ha estado y estará ahí. Hemos sido capaces de reírnos hasta en plena dictadura... Lo único que ahora tal vez haya que hilar un poco más fino para no tener problemas. Pero lo que no podemos hacer es poner límites al humor.

Pero para esto las redes sociales son muy peligrosas...
—Sí, pero se puede vivir sin ellas y no pasa nada. Tengo muy buenos amigos del gremio, directores o actores, que no tienen redes sociales o no les hacen caso y viven tranquilamente. Se puede ser igual de feliz dándole la espalda a lo que digan los usuarios de las redes sociales.

¿Cree que de esta salimos mejores?
—Saldremos igual que entramos. Los sensatos, entre los que me incluyo, ya lo eran antes de la pandemia y lo seguirán siendo ahora que hemos vuelto a la ‘nueva normalidad’. Y los tontos e irresponsables lo mismo. Lo malo de los tontos es que por lo general resaltan más dentro de cada grupo.