Imagen de Cala Bassa el pasado 30 de mayo cuando Sant Josep tuvo que cerrarla por saturación. | Marcelo Sastre

El Ayuntamiento de Sant Josep pondrá en marcha «en tres semanas, más o menos» una prueba piloto para controlar los aforos en las playas de Cala Bassa y Comte con el objetivo de evitar aglomeraciones. El sistema de control se hará mediante nueve cámaras que se instalarán a ocho metros de altura para evitar «actos vandálicos» contra las mismas y que funcionarán con placas solares, con un «prácticamente nulo impacto ambiental», según detalló ayer Josep Guasch, concejal de Playas y Litoral de Sant Josep.

Se trata de un «sistema de conteo» en el que se preservará la intimidad de las personas, ya que no se distinguirán las caras de quienes estén en las playas y únicamente se podrá saber qué afluencia de personas hay. Guasch apuntó que el Consistorio destinará unos 30.000 euros a esta prueba piloto: «Hemos escogido estas dos playas porque han sido las más problemáticas hasta el momento en el sentido de que tuvimos que cerrar Cala Bassa, por ejemplo, por acumulación de gente. Hacemos un cálculo de cuatro metros cuadrados por persona, que es lo que dice el Ministerio de Sanidad que tenemos que computar. El aforo máximo en Cala Bassa será de 1.100 personas y en Platges de Comte aún lo estamos determinando», afirmó.

Los avisos
En cualquier caso, los avisos empezarán a saltar cuando ambas playas alcancen el 85% de ocupación. «Es un sistema preventivo en la medida que a partir del 85% de aforo empezará a lanzar avisos a Policía Local, Protección Civil y a coordinación de playas para que podamos actuar con antelación y ver si cerramos el acceso o no, por ejemplo. Con esto tendremos una medida preventiva antes de que empiece el problema», señaló Guasch.

Residentes y turistas podrán conocer «en tiempo real» la ocupación de ambas playas a través de la web del Ayuntamiento y con una aplicación de teléfono móvil. También están negociando con la empresa (Saima) el instalar un sistema de megafonía y así «enviar avisos a la gente que se esté acercando».

En cuanto a si este sistema cumple con la Ley de Protección de Datos, Guasch precisó que la empresa es «pionera» en el país y se dedica «al control de grandes eventos; tienen todos los permisos en regla y lleva años dedicándose a esto. Se usa en otros puntos del país este mismo sistema, como en algunos puntos de Galicia, y también lo tiene contratado la Junta de Andalucía». En este sentido, cuando una persona acceda a la web del Ayuntamiento o bien a la aplicación para ver el aforo de estas playas no se verá la cara de nadie ni la playa sino únicamente la información de ocupación de la misma y si es recomendable acceder o no, según detalló Guasch.

Sólo estas dos playas
La prueba piloto no está previsto que se extienda este año más allá de Cala Bassa y Platges de Comte y, de cara al año que viene, habrá que evaluar cómo ha funcionado el sistema y ver si se mantiene en estas playas o no o si se extiende a otras. El responsable de Playas recordó que el Consell d’Eivissa tiene previsto el control de aforos en playas a través del proyecto Smart Island, que este año se ha parado y se retomará para el próximo ejercicio: «El Consell tenía previsto controlar el acceso en ses Salines y Platja d’en Bossa; tendremos que coordinar cómo se hará el año que viene y ver cómo evoluciona la pandemia».

Conciencia
El responsable de las playas en el municipio josepí hizo un llamamiento ayer a la conciencia y responsabilidad ciudadana a la hora de ir a la playa, así como que hagan caso a las recomendaciones de socorristas, ayuntamiento y autoridades. En este sentido, se han dado casos en los que los socorristas han advertido a personas o grupos en las playas que deben mantener la distancia de seguridad de dos metros y «no han hecho caso», precisó Guasch.

«Apelamos a la responsabilidad de la gente. Tenemos que ser más responsables de lo que somos y ser conscientes de que pese a que se ha acabado el confinamiento, el virus sigue entre nosotros porque esto no se ha acabado. Si dicen que la playa está llena y que no se puede ir, no hay que ir. Hay que respetar la normativa porque, al final, todo redunda en nuestra salud y en nuestro modus vivendi, que es el turismo», concluyó.