Andy Mckay, en el Ibiza Rocks Hotels, hace unas semanas. | DANIEL ESPINOSA

Conforme pasan las horas va ganando enteros la hipótesis de que la decisión del gobierno británico de imponer una cuarentena obligatoria a todos los pasajeros que entren en el Reino Unido procedentes de España y posteriormente agravarla al recomendar no viajar tampoco a Baleares y a Canarias, a pesar de estar en una situación epidemiológica mejor que las islas británicas no solo está relacionada con la situación de la covid y esconde un trasfondo político que estaría relacionado con la negociación del Brexit y también del futuro acuerdo sobre las cuotas pesqueras.

La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, pidió ayer desde Grecia al Reino Unido que las medidas que tome respondan a «criterios epidemiológicos» y no a otros criterios que «nada tengan que ver con la Covid-19».

«Decisión política»
El presidente de Exceltur y de Meliá Hotels Group, Gabriel Escarrer, fue un poco más lejos en su interpretación al asegurar ayer que no hay fundamento epidemiológico en la decisión del gabinete de Boris Johnson.

«La precipitada decisión del Gobierno británico se debe a razones de otra índole, probablemente políticas», concluyó al mismo tiempo que insistió, como está haciendo toda la clase empresarial de este país, en la necesidad de pedirle al Gobierno que intensifique la comunicación sobre los altos niveles de seguridad que España ofrece a los turistas.
Quien lo tiene mucho más claro es el empresario británico propietario del Ibiza Rocks Hotel, Andy Mckay, quien en declaraciones a Periódico de Ibiza y Formentera aseguró haber hablado ayer mismo con personas del entorno de Downing Street, sede del gobierno británico, con el objetivo de encontrar una explicación a una decisión muy perjudicial para Ibiza y que no entiende en absoluto.

Tras la conversación, McKay no tiene dudas. «La situación actual no se debe a razones sanitarias, sino políticas, y concretamente a la posible presión que está ejerciendo el gobierno de Boris Johnson a España para obtener su respaldo en las negociaciones abiertas para la aplicación del Brexit», así como cuestiones que incluso podrían estar relacionadas con «la situación de Gibraltar tras la salida del Reino Unido de la UE» y de las «cuotas de pesca».

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Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores se negaron a confirmar la presión británica. «No vamos a hacer declaraciones», fue la respuesta a Periódico de Ibiza y Formentera.
La realidad es que la cuarentena para los viajeros que provengan de España llega después de que 10 británicos dieran positivo al regresar de sus vacaciones a España y que éste está siendo el argumento principal sobre el que se basa Boris Johnson para justificar la medida. También llega muy pocos días después de que la negociación sobre el Brexit se retomara y se enfangara de nuevo.

Ordagos y advertencias
Según publicó El País el pasado día 24, Londres y Bruselas se están enzarzando en un nuevo tira y afloja, «al juego de órdagos y advertencias», como la de Michel Barnier, negociador de la UE: «El tiempo para buscar soluciones se agota».

El periodo de transición acordado entre Downing Street y Bruselas para el Brexit acaba el 31 de diciembre, lo que supone que, como tarde, el acuerdo pendiente debería cerrarse en octubre.

Además de diferencias en material laboral, medioambiental, de protección a los consumidores y de ayudas a las empresas, tampoco hay acuerdo en un asunto capital para España, como el futuro acuerdo en materia pesquera.

Tanto que Barnier dijo que «con su rechazo actual a comprometerse a condiciones de competición abierta y justa y a un acuerdo equilibrado respecto a la pesca, el Reino Unido está provocando que un acuerdo comercial, a estas alturas, sea muy poco probable».
Fuentes diplomáticas explicaron ayer a Periódico de Ibiza y Formentera que la actitud del Reino Unido no es propia de un país amigo, de un socio y de un aliado y que las formas no son aceptables.

También añadieron que la medida no ha sido bien acogida por la opinión pública británica, por lo que entienden las mismas fuentes que «hay algo más», aunque «los únicos que lo saben a ciencia cierta son los que están en la mesa de negociación». Y no lo están contando.