El Cas Padrí, a la derecha, es uno de los pocos negocios que han abierto en el carrer de Santa Agnès. | DANIEL ESPINOSA

A nadie se le escapa que el turismo británico es el más importante para la isla de Ibiza. Lo es desde hace años. Pero si los británicos predominan en alguna zona, ésa es Sant Antoni. La cuarentena que impone Reino Unido a los ciudadanos que viajen desde España ha sido una noticia devastadora para todos los negocios, para algunos tanto que incluso se pueden ver abocados a la ruina. No solo sufren los que viven del turismo, también los negocios que se nutren de la actividad local están preocupados por el futuro de la gente del pueblo, ya que si los trabajadores no tienen ingresos, tampoco podrán gastar en el futuro.

Así lo ve uno de los hombres fuertes del ocio portmanyí. Juan Pantaleoni, propietario de la Cantina de Portmany, no ocultó su preocupación ayer: «La cuarentena británica es un mazazo para todos. La temporada, poco a poco, iba regresando a números no buenos, pero sí aceptables para poder mantener plantillas y salvar un poco el año y esta noticia lo ha cortado en seco».

Pantaleoni, además, se mostró irónico por la situación que se vive actualmente en Ibiza: «El turismo británico es importante para toda España y para San Antonio, también. En los últimos años, ha habido mucho lloro en contra del turismo británico, quizás nos deberíamos plantear estos deseos que, a veces, se cumplen».

También reconoció que si no se elimina la cuarentena o se llega a un acuerdo para un corredor sanitario, «muchos negocios que se estaban preparando para abrir pensando que agosto sería bueno, no lo harán; y algunos de los que están abiertos verán caer su rentabilidad a unos números que harán inviable seguir».

Pese a todo, no se da por vencido y señaló que piensa que la temporada seguirá viva: «Hay otros mercados internacionales y también está el mercado nacional que espero que se mueva en agosto. La temporada no se acabará, pero será mucho menor».

Por último, al ser cuestionado por su establecimiento que abre durante todo el año, Pantaleoni también mostró sus dudas: «Estamos abiertos todo el año, pero si la gente de San Antonio no tiene ingresos por esta crisis, tampoco tendrá la posibilidad de venir a cenar fuera de casa».

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West End
El West End dista mucho de ser lo que era. Sin la posibilidad de abrir por las noches, apenas hay un par de locales abiertos. Uno de ellos es Cas Padrí, antiguo Godfather’s. Allí los hermanos Muñoz lo ven todo muy negro: «La cuarentena nos acaba de matar. Si teníamos la puntilla con la no posibilidad de abrir por las noches, ahora tenemos la estocada completa. No creo que nos salvemos». «Hay que intentarlo, pero no creo que salgamos adelante porque es muy complicado. Si no hay turistas, no hay negocio. Nos mantenemos por los cuatro amigos, y los cuatro vecinos, pero poca cosa más», añadieron.
«Llevábamos un par de semanas que ya se veía bastante más gente en San Antonio. En el West no, pero por el resto del pueblo se veía movimiento. Pensábamos que iba a reflotar esto y en agosto conseguir salvar algo, pero va a ser que no», señaló Francisco que lleva más de 30 años como empresario en la zona y que seguirá «luchando al pie del cañón».

Sobrevivir
Los pequeños negocios que viven del turismo también viven sus horas más bajas. Manuel Blanc lleva desde los años 80 regentando una tienda de souvenirs en el carrer de Sant Mateu y vive sus peores momentos: «He visto pasar por aquí de todo, nórdicos, alemanes, británicos... Muchos británicos, pero en su día la libra esterlina estaba muy por encima de la peseta. No es el poder económico de antes, pero sigue siendo un público muy interesante para los negocios. Vienen, la calle está animada y eso es bueno para todos porque entran, miran, y si ven gente en la tienda pues entran más. Todo eso lo hemos perdido. No hay gente, estamos a un 10%, como mucho, en relación a otros años. No sé lo que va a pasar en invierno porque no vamos a poder hacer acopio. Está todo muy complicado. Esto es el final de la temporada para negocios como el mío. Yo he arriesgado este verano porque tengo que comer».

«Me parece una ironía que uno de los países –Reino Unido– que se ha saltado durante un tiempo el tema de la COVID-19, ahora nos ponga a nosotros en la cuerda floja, cuando aquí en Ibiza está la situación bastante controlada», lamentó.

Blanc que habló de la necesitad de «turismo de todas las nacionalidades» ve complicado que pueda seguir pagando el alquiler. Además, se mostró muy crítico con varios aspectos del paisaje económico portmanyí más allá de la cuarentena británica. Lamentó que gran parte de la costa se haya vendido a negocios ingleses que apenas dejan beneficios en el pueblo y también criticó duramente el cierre del puerto al tráfico comercial: «Por un poco de ruido nos han quitado muchos visitantes. Hay un grupo de gente que toma decisiones sin pensar en los comercios del pueblo».

También en la calle de Sant Mateu se encuentra el negocio de Raúl. «Nadie esperaba esto de la cuarentena. Parecía que, poco a poco, se iba remontando la temporada... y es un desastre. El turismo británico es muy importante en Sant Antoni y esto es un golpe muy duro para todos».

«Siendo sincero, las tiendas no podemos aguantar sin el turismo británico. Incluso con él iba ser muy complicado. Hemos perdido ya muchos meses y muchos estamos abiertos para no dejar a nuestros empleados en la calle. Esperamos que el Gobierno nos ayude un poco, pero con las cajas que se hacen no se puede aguantar. Seguiremos abiertos, pero no se puede aguantar. Las cajas son menos de un 20% de lo que se hacía el año pasado», señaló.

Raúl, que criticó las palabras de Fernando Simón en relación a la cuarentena, confesó: «Aún no lo he notado en mi tienda porque el británico que vino ya está aquí, pero las próximas semanas pueden ser muy complicadas, pero son cosas que uno no puede solucionar».