Dasel, cruce de pastor alemán y pastor belga, saltando en uno de los ejercicios del adiestramiento. | DANIEL ESPINOSA

El Centro de Recuperación Animal Can Dog empezó el pasado lunes 10 de agosto una iniciativa de adiestramiento de perros, que tuvo una duración de cinco días, denominada ‘Vacaciones formativas’, con el objetivo de concienciar a la gente local de la importancia de formar y educar a sus perros.

Ahora mismo, Can Dog atiende a unos 150 perros aproximadamente.

Los participantes en este proyecto fueron elegidos por orden de inscripción, en una convocatoria abierta, para quien tuviera perro o, incluso, para quien no lo tuviera, ya que en Can Dog tienen perros disponibles, que, además, esto último, es una ventaja porque ese perro que estaba esa semana en el curso, tiene más posibilidades de salir con una persona adoptante.

Los grupos fueron muy reducidos, por tema Covid-19 y para tener una debida atención a todas las personas que fueron a trabajar con los perros.

«La isla necesita una variación y nos vamos a sumar al motor de renovación», declaró Eloy Aranda, asesor técnico de Can Dog.

El trabajo principal de Eloy en Madrid es trabajar con perros guía para ciegos y también trabaja con fundaciones ayudando a entrenar a perros para niños autistas y personas en silla de ruedas.

Este año, lo que quieren fusionar es el aprendizaje de manejo o control de perros y de diversas disciplinas y trabajos unido al término ‘vacaciones’.

Como turismo alternativo, ofrecen hacer los trabajos o por la mañana o por la tarde a última hora, así, las personas que vienen a veranear a la isla, también pueden contar con tiempo para ir a la playa o a hacer turismo, a la vez de estar haciendo algo formativo.

En el proyecto hicieron varios módulos, control y manejo básico con perros, introduciendo a las personas asistentes a módulos de obediencia, y vieron la obediencia aplicada a otros trabajos.

El miércoles contaron con la presencia de Iván Escoms, quien enseñó el trabajo de guarda-defensa con perros operativos de vigilancia.

Los dueños también pudieron ver cómo controlar a los perros en entorno urbano, «que es donde la gente suele tener sus problemas», indicó Eloy. Para ello, se fueron la tarde del miércoles a Santa Eulària para aplicar en la calle, «que es donde realmente va a tener ese valor añadido», lo aprendido en el ‘laboratorio’ .

El jueves y el viernes contaron con Alberto Ayala, quien hace terapia asistida con animales, utiliza perros y los entrena con ejercicios específicos para formar parte de grupos de trabajo que hacen terapia para niños autistas, niños con síndrome de Down, niños con trastornos obsesivo compulsivos... Forman parte de un equipo multidisciplinar, dirigido siempre por un terapeuta, que es el que decide en qué fase de la terapia entra un perro.
Alberto también tiene un proyecto en el que utiliza perros de protectora abandonados para trabajar con internos en prisiones en Cataluña.

Las personas asistentes al curso fueron «particulares que tienen un perrito y que quieren mejorar la calidad de vida y convivencia con ese perrito, o que tienen algún problema y quieren aprovechar el trabajar ese problema con nosotros», explicó Aranda, quien añadió que tienen varios cachorros y que «es importante invertir en la educación del cachorro y, de esa manera, se favorece mucho más la integración del perro en sociedad, y, por tanto, vamos a intentar que no se abandone, porque uno de los grandes problemas es que la gente abandona porque no puede convivir con los instintos tan fuertes que a veces tiene un perro».

Eloy siguió explicando que si el dueño del perro introduce un trabajo a edad temprana y lo va desarrollando, se tiene más control y manejo sobre el perro cuando es adulto, «muchos perros se abandonan porque las personas no saben exactamente qué tienen que hacer con un perro. Piensan que el perro ya viene de serie siendo obediente, sabe hacer sus cosas, es un gran perro, pero claro, de cachorro es manejable, pero, cuando un cachorro de tres kilos, se convierte en un animal de 30 o 40 kilos, el problema mentalmente ha crecido, y ha crecido con un volumen y peso de cuerpo. Entonces, el problema ya no es tan manejable».

El proyecto este año es un plan piloto, aunque están teniendo muy buena respuesta por parte de la gente de la isla, «porque cada vez sí que empieza a haber más conciencia social ‘de que tengo un perro y tengo que hacer algo con él’».

Lo importante es empezar con unas reglas de educación y después, el siguiente paso, es el adiestramiento, mínimo, una obediencia base.

Tienen pensado hacer otra iniciativa, que aún deben cerrarla con el Ayuntamiento de Santa Eulària, que consta de unas jornadas sobre tenencia responsable y bienestar animal, que será gratuita para todos los interesados en asistir.

«Las pérdidas y abandonos suceden porque no hay suficiente información y no hay suficiente tarea preventiva», declaró el asesor técnico.

Para concienciar a la gente sobre este tema, «lo primero es informarse, lo segundo es que no es la raza que tú quieres, si no, la raza que tú necesitas», aparte de asesoramiento y seguimiento por parte de personas especializadas hasta que «ya puedes empezar a tener el perro un poquito construido y disfrutar de él. Tener un perro es algo muy interesante y es muy beneficioso, pero, también, implica una serie de obligaciones y de rigores. Si ya vas a compartir tu vida con un ser vivo, por lo menos, compártela con un mínimo de aprendizaje», concluyó Aranda.