Juan Carlos es guardia civil, cuenta con 35 años de experiencia y salvó a una chica en Palma que estaba siendo agredida por su pareja en un coche. | Toni Planells

El año pasado, estando fuera de servicio, detuvo a un atracador armado con una pistola plena calle. Semanas más tarde, también fuera de servicio, protagonizó otro episodio en el que redujo y evitó que un individuo, que previamente habría apuñalado a un agente de la Policía Local, prendiera fuego a un piso en Vila. Juan Carlos es Guardia Civil desde hace 35 años, está destinado en el aeropuerto de Ibiza y el pasado jueves lo volvió a hacer: salió al rescate y auxilio de una persona que necesitaba ayuda. Esta vez en Mallorca. Allí detuvo una agresión machista en plena calle, estando de paisano mientras realizaba trabajos burocráticos en la capital de las Islas.

Los hechos
El agente ya había finalizado el papeleo que le llevaró a viajar a Palma el pasado jueves. Mientras hacía tiempo antes de ir al aeropuerto para regresar a Ibiza, delante de la Comandancia, escuchó voces de una mujer dentro de un vehículo parado en un semáforo. La mujer trataba de salir del vehículo y pedía socorro, un hombre la volvía a meter en el coche en un forcejeo que se repitió tres o cuatro veces. Nadie acudía en su ayuda, «pasaba gente por el paso de peatones y nadie le hacía caso» describe el guardia civil, así que se acercó corriendo al vehículo mientras era testigo de cómo el homre le daba cuatro o cinco puñetazos a la mujer. «Fué la primera vez que veía directamente una agresión machista, el sonido de los puñetazos era estremecedor», reconoce con espanto.

«Le pregunté que por qué la estaba golpeando y el conductor me contestó que era su novia y que podía hacerle lo que quisiera», nos relata. Se identificó entonces como miembro de la Benemértita y le indicó que apagara el motor y que saliera del vehículo. «Ante el caso omiso a mis indicaciones, lo saqué del brazo mientras me repetía que le pegaba por que era su novia». Fue entonces, y no antes, cuando alguien ofreció su ayuda mientras Juan Carlos detenía al individuo. Más tarde estuvo hablando aparte con la víctima. «Le recomendé que denunciara pero ella, lo mismo que el novio, dijo ‘¡es mi novio es mi novio!, como queriendo decir que el novio le podía pegar. Le dije que no, que si le pegó una vez le estará pegando toda la vida», le advirtió. «Llevaban las maletas en el coche; salían por la tarde para Roma. Eran italianos. Eso también puede condicionar a la chica a la hora de hacer la denuncia. Al estar en un país que no es el suyo puede influir».

Implicación ciudadana
Destaca la importancia de la actuación de la ciudadanía ante estos casos. Ante la pasividad de quienes presenciaron, igual que él, esta escena opina que «podría ser por miedo. Muchas veces la víctima, siendo coaccionada, no llega a denunciar y nadie se quiere meter en problemas». Recomienda a las víctimas de esta lacra que denuncien «porque si no, no se puede hacer nada vía judicial y tendríamos que actuar nosotros de oficio». Por su parte, a las personas que presencian escenas como la que vivió él les pide «que actúen porque si le están pegando a una chica hay que actuar. En este caso, yo actué con mis conocimientos como guardia civil, pero si uno no quiere meterse en la pelea basta con llamar urgentemente a cualquier Policía o Guardia Civil a los teléfonos 062, 091, 112, y actuaríamos rápidamente». Sobre la opción de grabar este tipo de situaciones con los teléfonos móviles no parece muy convencido, insiste en la importancia de llamar urgentemente a los cuerpos de seguridad: «El aumento de redes sociales, yo creo que perjudica tanto a la víctima como a nosotros».

Por otro lado lamenta la edad, cada vez menor, de este tipo de agresores. «En este caso tenían 20 o 21 años. Esto no se puede aguantar. Cada año que pasa son más jóvenes quienes incurren en este tipo de delitos. Hay casos de agresores con 20 años o 17, ¡hasta con 14 años!».