La Policía Local de Santa Eulària intervino ayer domingo en una fiesta en una vivienda de la parroquia de Santa Gertrudis de Fruitera, en la que se habían congregado cerca de unas 60 personas sin respetar las medidas de prevención del contagio del coronavirus.

Según el Consistorio a través de un comunicado, en la intervención, seis agentes y un oficial de la Policía Local han recibido el apoyo de una patrulla y un mando de la Guardia Civil.

La actuación se inició ayer sobre las 09.00 horas cuando se recibió el aviso por parte de un particular de las molestias que generaba una vivienda próxima, a la zona de s’Emissora, por ruidos y por la gran acumulación de vehículos.

Una patrulla respondió al aviso y comprobó que en una parcela próxima a la casa referida había un gran número de vehículos estacionados, aunque en aquel momento no se percibían ruidos ni se observa a personas al exterior.

En ese momento, los agentes intentaron contactar con el interior de la vivienda, pero no hubo respuesta a las llamadas al interfono y otros intentos hechos por los agentes.

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La patrulla optó por esperar unos minutos para tratar de interceptar a alguien que saliera o entrara a la vivienda y poder continuar con la intervención. Al poco de tiempo, empezaron a salir los primeros ocupantes, los cuales fueron identificados.

A la vista de que la casa se estaba desalojando y ante la certeza de que se trataba de una reunión con exceso de aforo y sin respetar la normativa referida a a la prevención y freno del coronavirus, los agentes solicitaron refuerzos (se desplazaron dos patrullas más y un oficial de la Policía Local y un teniente y dos guardias civiles)

Finalmente, se procedió a la identificación de unas 60 personas y se les informó de los expedientes por no llevar la mascarilla y por la participación y organización de una fiesta que no garantizaba las medidas de seguridad.

Igualmente, se presentaron dos denuncias por consumo de tabaco.

Por último, ante el estado en el que se encontraban muchos de los participantes, finalmente todos ellos fueron obligados a abandonar la fiesta en taxi o andando y así impedir incidentes relacionados con la conducción.