Una mujer pasa por delante de la iglesia de Santa Creu mirando incrédula el cartel de cierre. | DANIEL ESPINOSA

Finalmente, después de varios días de tira y afloja, el Govern dio ayer marcha atrás y anunció que permitirá abrir sus puertas a las dos iglesias incluidas dentro de l’Eixample de Vila, donde hay restricciones de movilidad para frenar el coronavirus.

Una decisión recibida con satisfacción desde el obispado de Ibiza quien, en boca de su administrador diocesano, Vicent Ribas, ya había mostrado su indignación por ver como los templos de Santa Creu y el Roser estaban cerrados. «Es bueno saber que han dado marcha atrás y nos han escuchado porque nos parecía injusto y arbitrario que pudieran estar abiertos bares, restaurantes, comercios o escuelas y no los templos, cuando se trata de un derecho fundamental de las personas».

Según anunció ayer la portavoz del Govern, Pilar Costa, la medida entra en vigor hoy y en ella se regulará el acceso a las iglesias, permitiéndose un aforo del 25%. «Nos parece bien que se determine un número concreto de fieles porque somos conscientes de que está en juego la salud y la vida de las personas y por eso, desde el Obispado, tomaremos las medidas de higiene y seguridad que están marcadas por la normativa», aseguró Ribas a Periódico de Ibiza y Formentera.

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Tras conocer la decisión adoptada por el Govern, el administrador diocesano también confirmó que retirarán el recurso que decidieron interponer ante los tribunales denunciando una ley que consideraban «injusta». «Decidimos poner este recurso porque creíamos que suspender el culto es algo que no puede determinar un gobierno y porque pensábamos que ahora, con los momentos tan duros que vivimos, no se podía privar a ningún fiel de recurrir a la fe porque ésta es más necesaria que nunca».

Criticas a Rafa Ruiz
La rectificación de la medida también fue recibida entre los vecinos de una zona como l’Eixample que desde el sábado pasado está indignada contra las medidas de confinamiento decretadas por el Govern. «Era lo que nos faltaba para que el barrio se acabar de hundir, con prohibiciones para entrar al Mercat Nou, con comercios cerrando cada día y con bares que se ven obligados a reducir su aforo diario, y con un alcalde que en lugar de apoyarnos parece que apoya las medidas porque vienen de un gobierno de su partido», aseguró ayer a este periódico Elena, vecina de una calle cercana a la plaza Pintor Vicent Calbet Riera, junto a la iglesia de Santa Cruz.

«Me alegro mucho porque nadie entendía que yo pudiera hacer la compra en el supermercado pero que mi madre no pudiera entrar a poner su vela diaria para pedir por sus seres queridos, pero si te digo la verdad a muchos no nos extrañaba teniendo en cuenta los antecedentes anti clericales de Rafa Ruiz», explicó Joan Miquel.

De hecho, algunos vecinos echaban directamente la culpa al alcalde de Vila. «Seguro que él no tomó la decisión pero no ha movido un dedo para pedir que abrieran las iglesias porque todos sabemos que tiene aberración a todo lo católico», confirmó Catalina. «Es bueno que abran de nuevo, porque para mucha gente mayor es muy importante a rezar todas las mañanas pero seguro que ha sido por el gran trabajo de Vicent Ribas y no de Rafa Ruiz, que anda escondido, aceptando las medidas que vienen de su partido y alegrándose porque la Iglesia se viera perjudicada», concluyó Juanita, fiel de de Santa Cruz desde que «casi tengo uso de razón».