La presidenta de la Llar d’Eivissa, Carmen Tur. | DANIEL ESPINOSA

Ayer 1 de octubre se celebró el Día Internacional de las Personas de Edad desde que así lo decretará el 14 de diciembre de 1990 la Asamblea General de las Naciones Unidas. En Ibiza hay un amplio número censadas y buena parte han estado acudiendo hasta la Llar d’Eivissa, un lugar de referencia a nivel insular y balear por su funcionamiento y sus servicios y que, desde la llegada del coronavirus está cerrado.

Según explicó ayer su presidenta a Periódico de Ibiza y Formentera este centro responsabilidad del Consell d’Eivissa, situado en el 13 de la calle Baleares de Vila, «debido a las medidas para frenar el número de contagios y las posibilidades de contraer la enfermedad entre personas de riesgo como son los mayores se han suspendido las clases colectivas, se ha cerrado la cafetería y los espacios comunes donde los socios jugaban a las cartas, al parchís o al dominó, y se han dejado de servir los menús».

Algo que, según Tur, ha supuesto un importante contratiempo para los mayores de Ibiza que acudían a la Llar «porque les ayudaba a socializar, mantener amigos, no sentirse solos y sobre todo a mantener una serie de rutinas fundamentales en su día a día».

Además, el cierre del servicio de comedor ha hecho estragos. «Ofrecíamos una carta bastante apañada para el precio que costaba, en torno a cinco euros para los socios y un euro más para los no socios, y ahora al no estar disponible muchos mayores de Ibiza tienen que hacer frente a un desembolso económico importante al mes con una pensión muy baja además del lío que supone tener que preparar comida y cena todo los días».
Afortunadamente, Carmen Tur y su junta directiva han conseguido mantener servicios básicos como el de podología y peluquería. «Parece una tontería pero son muy importantes para los mayores, sobre todo el de podología, porque lo ofrecemos a precios muy competitivos y porque a cierta edad hay tiene que hacerlo un especialista, sobre todo si son personas con diabetes que tienen los pies muy delicados». Y lo mismo la peluquería. «Cuesta seis euros cortar y nueve cortar y lavar para los socios y también es muy importante porque siempre ayuda verse guapo, tanto los hombres como las mujeres», aseguró la presidenta de la Llar.

«Vamos a necesitar psicólogos»
Por todo ello, con el humor y la cabeza tan lúcida que siempre le ha caracterizado, asegura que cuando le preguntan cuando volverá a abrir la Llar d’Eivissa siempre responde... «para 2030 porque ahora, con lo duro que está el tema veo difícil la solución y además, al paso que vamos, más que podólogos y peluqueros lo que necesitaremos los mayores de Ibiza son psicólogos que nos pongan en orden las cabezas después de todos los líos que están generando los políticos».

Y es que Carmen no se muerde la lengua. Lo tiene claro. «En lugar de estar diciéndose de todo en el Congreso, insultándose y faltándose al respeto con el tú más, nadie se ha parado a pensar soluciones para todos aquellos mayores que lo están pasando muy mal desde que empezó la pandemia, sin poder salir de sus pisos, confinados en su habitación, con problemas de movilidad, sin ver a sus nietos y sin poder recibir la ayuda de sus familiares, si los tienen, porque estos tienen prohibido salir de sus casas si tienen el virus».