Imágenes como ésta de la puerta del bar Can Brodis, en la calle Catalunya, son el reflejo de como afrontarán estos próximos días los bares, cafeterías y restaurantes de la ciudad de Ibiza con las nuevas restricciones impuestas por el Govern balear. | Marcelo Sastre

Este viernes a las 22.00 horas entraron oficialmente en vigor las medidas de la Conselleria balear de Salud para intentar frenar el aumento de casos de coronavirus que está viviendo la ciudad de Ibiza. Desde entonces, y durante al menos dos semanas si la situación epidemiológica no cambia, los bares, cafeterías y restaurantes de toda la ciudad tendrán que volverse a reciclar aplicándose una serie de restricciones que muchos de los dueños temen que puedan acabar obligándoles a echar el cierre definitivo. Cabe recordar que la movilidad de personas dentro de la ciudad está permitida, así como su salida y entrada, aunque no es recomendable ya que el objetivo es que se reduzcan las interacciones sociales así para frenar los contagios.

El aforo se ha visto reducido considerablemente en hostelería, quedando apenas en un 25% para los espacios interiores y con la imposibilidad de poder usar la barra. Algo que ha provocado que muchos bares y cafeterías pequeñas que vivían de servir cafés, desayunos y cañas al mediodía o tarde, vean peligrar su futuro. «Si tenemos que cumplir con la distancia entre mesas, quedarnos solo en un 25% de nuestra capacidad y sin posibilidad de servir en barra será nuestra ruina y será imposible que podamos seguir abiertos porque no podremos hacer frente a los gastos fijos que no bajan ni disminuyen», explicaba el dueño de un pequeño establecimiento en la avenida Ignasi Wallis de Vila.

Además, las medidas también exigen que se reduzca la capacidad de las terrazas a la mitad y solo podrá haber un máximo de cinco personas por mesa. «Entendemos que está en juego la salud pero al final la economía también es salud porque aunque no te duela nada si no tienes nada que llevarte a la boca la situación te afectará física y mentalmente, y ahora, la verdad es que entre unas cosas y otras vemos muy complicado levantar cabeza», aseguró una camarera que prefirió no dar su nombre cerca del Mercat Nou.

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Otra restricción tiene que ver con el horario. Ésta ya venía de la semana pasada (entonces sólo se aplicaba al barrio del Eixample) y con ella los bares, restaurantes y cafeterías de toda la ciudad tienen que cerrar antes de las 22.00 horas. «Es inviable que con esto podamos sobrevivir porque no compensa estar diciendo a la gente a partir de las 21.30 horas que se tiene que ir y porque muchos residentes ya prefieren quedarse en casa e intentar ahorrar lo más posible», explicaba ayer Paula, del conocido bar Ses Canyes.

Responsabilidad ciudadana

Mientras, hay quien piensa que esto, unido a que no se multará a los vecinos que no respeten las recomendaciones de limitación de movilidad (no son obligaciones), hará que se produzca un éxodo hacia otros pueblos que no son la ciudad de Ibiza. Por ello, el viernes el portavoz autonómico del comité de enfermedades infecciosas de Baleares, Javier Arranz, apeló a la «responsabilidad ciudadana». «No se impondrán multas porque se trata de recomendaciones y, por eso, tenemos plena confianza en que los ciudadanos las tendrán en cuenta y se moverán lo menos posible de sus domicilios teniendo en cuenta que la ciudad de Ibiza mantiene un riesgo muy elevado de contagios». Por ello, el portavoz del Govern balear pidió a los vecinos «que se planteen si realmente es necesario reunirse en grupos numerosos porque por una decisión precipitada o irresponsable puede estar en juego que se confine toda la isla durante 14 días más». Una idea en la que también incidió la consellera de Salud, Patricia Gómez. «Aunque las cosas puedan ir algo mejor en Baleares, el mensaje que lanzamos sigue siendo el mismo, y lo decimos bien claro y bien alto, quédate en casa, evita al máximo desplazamientos innecesarios y limita el contacto social».