Protesta. Algunos establecimientos de Vila están recogiendo firmas de apoyo al sector para presentarselas al Consell, y que la máxima institución haga de puente con el Govern. | DANIEL ESPINOSA

Algunos hosteleros de Vila han tomado la iniciativa de protestar contra las restricciones impuestas en el municipio que están «ahogando» sus negocios. La idea que surgió de cuatro negocios y un manifiesto rápidamente se empezó a extender por todo el sector. La intención es recoger firmas de apoyo para entregarlas en el Consell y que la máxima institución insular haga de puente con el Govern.

Juan Olmo, uno de los propietarios de Es Mercat y la Cantina Eivissa, es uno de lo principales impulsores de esta idea: «Estamos bastante indignados porque nos consideramos parte de un experimento fallido». Olmo lamentó: «Primero restringieron L’Eixample, diciendo que los vecinos no podían salir del barrio, pero no se controló absolutamente nada. Lo único que hicieron fue vaciar estas calles y que los vecinos se fueran a otras zonas. En vez de cortar los contagios, propiciaron que se extendieran ya que juntaron a más personas en menos sitios. Después, extendieron las restricciones a toda Vila, pero sin cortar la movilidad. Si no haces eso en una isla tan pequeña como esta, lo único que se consigue es que el extrarradio de Vila se llene. El virus sigue creciendo en Vila, pero la gente no se contagia aquí».

El hostelero cargó además contra la limitación horaria, ya que considera que promueve las reuniones sociales en el ámbito privado, «que es donde se producen los contagios». «El ocio nocturno sin la hostelería es descontrolado. Nosotros somos responsables de cumplir con el aforo y la distancia de seguridad. Fuera de la hostelería no hay nadie que se responsabilice de ello. Se está demonizando la hostelería, parece que el problema de todo reside en nosotros que somos los que tenemos que cerrar, cuando realmente es en otros sitios donde se están produciendo los contagios», defendió.

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Una línea muy similar en la que se manifestó Ángel Ruiz, propietario de Sa Vida. Este hostelero que también está recogiendo firmas señaló: «Se ha confinado sin llevar a rajatabla lo que decían las normas, solo nosotros teníamos que cumplir. En un confinamiento normal la gente de Vila saldría a cenar aquí, pero como nosotros cerramos a las 22.00, hace que la gente se vaya a Jesús, Sant Jordi o Puig d’en Valls. Es muy injusto que no se controle este tema, porque nos están ahogando a nosotros. Ellos salen a cenar fuera, pero duermen aquí y los números de contagios se quedan aquí».

Mismas medidas para todos
Guillem Brull, propietario de es Born, también mostró su descontento: «Solo pedimos un poco de coherencia. Aquí está todo a media hora, así que si pones restricciones tiene que ser para toda la isla. Si hay un cierre en Ibiza, perfecto, pero si toda la gente de Vila se va a Sant Jordi o Jesús, lo veo poco funcional. Estas normas sirven poco o nada para mejorar la situación de Vila».

En este aspecto insistió Juan Olmo que pidió una equiparación para toda la isla: «Estamos de acuerdo en que quizás haya que tomar medidas drásticas para salir de esta, pero esas medidas deben controlarse. Pedimos que se equiparen las restricciones para toda Ibiza, lo que hará que la gente se disperse más entre una mayor oferta. También que podamos estar abiertos hasta la hora del toque de queda, porque si no el ocio continúa en otros lugares donde no hay nadie que lo controle».

Por último, habló de la dificultad que está atravesando el sector para el que pidió ayudas: «Parece que se nos olvida que en Ibiza muchas personas viven del turismo y de la hostelería. Va a llegar un punto en que muchas de las persianas de restaurantes que se están bajando no van a volver a subir. Obviamente la salud tiene que estar por delante, pero la economía también es importante. Hay que convivir con el virus y controlar que los negocios que están abiertos cumplen con las normas».