Un equipo de vigilantes verifica las solicitudes de cita previa y la documentación de cada visitante. | Marcelo Sastre

Los dos cementerios del municipio de Ibiza acogieron ayer el Dia de Tots Sants con una calma nunca vista por estas fechas. Escasos visitantes, máximas medidas de seguridad, vallas, orden y un silencio como el que envuelve las tumbas en cualquier mañana soleada de cualquier día del otoño, solo que con un recorrido perimetrado y señalizado.

Hace un año, los camposantos congregaron a centenares de personas por estas fechas. Ayer a mediodía el aforo estaba limitado a 115 visitantes en el cementerio viejo, pero apenas se alcanzó un pico de 30 o 40 personas a la vez en las horas en las que se preveía la mayor afluencia, lo mismo que ocurrió el sábado.

Las restricciones derivadas de la pandemia, la limitación del aforo, la necesidad de contar con cita previa y el hecho de que las visitas se hayan ido escalonando a lo largo de los últimos días confirieron a los camposantos, en su día más señalado, su verdadero carácter de espacio para el recogimiento y tributo a los seres más queridos, en contraste con el ajetreo que se registraba otros años en estos días.

«Sin problemas para acceder»
En la entrada no hay cola. No hay problema. Los nueve vigilantes que controlan el acceso (cuatro en el cementerio viejo y cinco en el nuevo) quizás no esperaban una jornada tan calmada; tampoco los policías desplegados ni las ambulancias ni los voluntarios.

«Está precioso, todo muy limpio, y además se ven más flores que otros años», expresa María, que acudió con su madre, ramo de flores y justificante de cita previa en mano.
«Cogimos cita por internet y no ha habido ningún problema», explica Antonia, que enseñó su DNI y accedió a solas, aunque otros años siempre venía acompañada, pero en esta ocasión la visita se limitaba a tres personas por la normativa municipal.

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Carmen y sus hijas reservaron cita a través de internet: «Lo hicimos el primer día, y sin ningún problema». Están limpiando una lápida y dicen que otros años también venía por estas fechas un familiar de Barcelona, pero este año no nos ha podido acompañar”.
Lina, que igualmente destaca lo bien cuidado que está el recinto, no se esperaba que hubiera tan poca gente: «Así es mejor, más tranquilo».

Las normas se mantienen a rajatabla. Es obligatorio llevar mascarilla en todo momento, rociarse las manos con gel hidroalcohólico, pasar un control de temperatura y mantener la distancia de seguridad, «vaya, que en el cementerio estamos más seguros que en cualquier otro sitio», expresa Miguel Ángel, que intentó obtener en vano la cita previa por teléfono y terminó solicitándola por mail. Para acceder, mostró la autorización con su móvil.

«Está todo muy limpio y muy tranquilo», dice Ángeles, que elogia las estrictas medidas de control e higiene, «aunque por eso de la cita previa quizás no haya venido tanta gente como otras veces».

Objetivo cumplido
Si el principal objetivo era evitar las aglomeraciones, se confirma que las normas de seguridad recomendadas y difundidas hace días por el Ayuntamiento de Eivissa, el único de las Pitiusas que aplicó el sistema de cita previa para visitar los cementerios, han logrado su objetivo, «aunque también hay que tener en cuenta que mucha gente se ha quedado en casa o ha preferido no venir porque no hicieron el trámite o porque no sabían bien cómo se hacía, sobre todo los más mayores, o quizás por miedo a que hubiera aglomeraciones», según Antonio, que abandona el cementerio acompañado por un familiar siguiendo la ruta de salida marcada con flechas de colores sobre el pavimento.

A escasos metros de la entrada, un runner entrado en canas se detiene ante el despliegue de medios y efectivos de seguridad en las inmediaciones del cementerio. Se dirige a los vigilantes de seguridad y profiere bien alto: «Aquí sí que hay controles, y no en el centro. Ahora esto es el sitio más seguro de Ibiza».