Las restricciones, las prohibiciones, el coronavirus y el frío que ya empieza a dejarse notar en noviembre, dejaron la ciudad de Ibiza prácticamente desierta a media tarde de ayer.

A eso de las cinco de la tarde de ayer sábado prácticamente todas las terrazas estaban vacías y muchas cafeterías, bares y restaurantes estaban cerrados o recogiendo sus mesas fiándolo todo a que hoy domingo el tiempo mejore y salga un poco más el sol.