Agentes custodian a los dos detenidos durante el registro del velero en el puerto de Ibiza.

Seis años y nueve meses de prisión para cada uno y sendas multas de 15 millones de euros. Son las penas que solicita el Ministerio Fiscal para los dos hombres de nacionalidad búlgara que fueron cazados el 26 de marzo, en pleno estado de alarma, con un velero cargado con cerca de cuatro toneladas de hachís. La embarcación fue interceptada por Vigilancia Aduanera cuando navegaba a unas 80 millas al sur de Ibiza.

El ‘Open Sea’, de 20 metros de eslora y bandera neerlandesa, había zarpado el 24 de marzo desde Mallorca y regresaba cargado con el mayor alijo de hachís intervenido en aguas de Baleares.

Los agentes intervinieron un total de 134 fardos de hachís con un peso aproximado de 3.800 kilos. Se trataba de resina de cannabis con un porcentaje de riqueza que oscilaba entre el 23,5 y el 37,3 por ciento. Las casi cuatro toneladas de hachís estaban valoradas en el mercado ilícito en más de 21 millones de euros si hubiesen llegado al consumidor final.

Cargaron la droga en Argelia
El ministerio fiscal recoge en su escrito que los dos acusados recibieron la embarcación en Argelia. Una estructura criminal dedicada al tráfico de sustancias estupefacientes se la facilitó con la finalidad de transportar los 4.000 kilos de hachís hasta Europa.

Un operativo de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria y de la Policía Nacional identificaron al velero ‘Open Sea’ y le realizaron un seguimiento que desembocó en la interceptación en aguas de Baleares. Al verse atrapados, los dos ocupantes del velero prendieron fuego a la mercancía ilegal.

El velero y los dos detenidos fueron custodiados hasta el puerto de Ibiza, punto donde se llevó a cabo la exhaustiva inspección de la embarcación que escondía en sus entrañas la partida más grande de hachís intervenida en las Islas Baleares.

A los dos ‘transportistas’ de la droga también se les intervinieron cuatro teléfonos móviles, dos ordenadores, una tablet y un inhibidor de frecuencia que utilizaban para evitar seguimientos, una herramienta que no fue suficiente para esquivar a las autoridades antidroga.