ABRE (Asociación de Bares Restaurantes de Eivissa) es el nombre de la nueva asociación que se presentará en los próximos días y que ya ha mantenido contactos con el Ayuntamiento de Vila y el Consell Insular, a quienes ha hecho llegar sus reivindicaciones, que se resumen en 10 medidas urgentes para controlar la pandemia en Ibiza y reactivar la economía de un sector «que se encuentra en bancarrota». Sus promotores consideran que la Pimeef no les representa, motivo por el cual han decidido crear esta asociación.

Luis, del bar Sa Parada, ha reabierto y aguantará "hasta que ya no podamos más"

Uno de sus impulsores, Jeremías Monti Roig, propietario del restaurante Es Mercat, en la calle Abad i Lasierra, explicó ayer que uno de sus principales objetivos a corto plazo es reactivar la restauración durante este invierno, para lo cual cuentan con el respaldo de más de 200 empresarios y propietarios de establecimientos de restauración. «La idea surgió en Vila, pero nuestro objetivo es aglutinar a todos los establecimientos de la isla, y de hecho ya se están sumando muchos, por lo que crearemos grupos por municipios».

Manuel Rivas (Anduriña) pide «que nos dejen trabajar o que podamos abrir hasta las 23 horas»

Esta iniciativa no ha sentado bien en la Pimeef. Según la presidenta del sector de Restauración de esta patronal, Verónica Juan, «sería mejor que fuéramos todos unidos, porque es el momento de la unidad, y creemos que una organización es más fuerte cuanto más respaldo tiene”. “No vamos a entrar en polémica, no es el momento de enfrentamientos -añadió-, así es que les deseamos nuestros mejores deseos y les recordamos que la puerta de Pimeef siempre estará abierta para todos».

«Falta savia nueva»
Los impulsores de ABRE, entre los que figura asimismo Ángel Ruiz, del restaurante Sa Vida, también rehusaron detallar las causas por las que no se sienten representados por la patronal pitiusa: «No vamos a entrar en discusiones y tenemos claro que todos tenemos que trabajar juntos, pero la Pimeef no engloba a todos, y especialmente a los negocios de Vila, que llevamos más de dos meses de confinamiento. Creemos que además hace falta nueva savia con gente joven».

Marco (Oh la la) afirma que los clientes ahora cenan antes

Ambos impulsores de esta asociación recalcaron que en los contactos que han mantenido por videoconferencia con el alcalde de Eivissa, Rafa Ruiz, y con el Consell, representado por María Fajarnés, «nos han atendido muy bien, con mucha cordialidad, porque con el diálogo se consiguen las cosas, los objetivos». Estos objetivos se resumen en uno: evitar la bancarrota de un sector que lleva más de dos meses con restricciones cada vez mayores, sobre todo en Vila, donde la mayor parte de los establecimientos que siguen abiertos apenas logra facturar para cubrir los gastos, según explicaron ayer diferentes propietarios del centro de la ciudad.

Ángel Ruiz (Sa Vida), uno de los impulsores de ABRE

Medidas urgentes
Las propuestas de ABRE, que obran ya en manos de las instituciones y que en parte también coinciden con las reivindicaciones de la Pimeef, se centran en dos bloques. El primero recoge tres «medidas urgentes para controlar la pandemia y activar la economía del sector», que son: apertura de la hostelería hasta las 12 de la noche (actualmente deben cerrar a las 22 horas), lo que permitiría trabajar a los locales que centran su negocio en las cenas; una ocupación del 50% dentro de los locales (frente a la prohibición actual de utilizar barras y espacios interiores) y la exigencia de una prueba PCR negativa reciente para todas las personas que lleguen a Ibiza, «sea cual sea su procedencia», como reclaman igualmente diversas patronales y empresarios. Sobre la citada propuesta de aforo interior, los promotores de ABRE afirman que la mayoría de los negocios de hostelería «se pueden ventilar mejor que las iglesias, salones de juego, oficinas, gimnasios o comercios, a los cuales se les ha permitido seguir trabajando».

Propuestas económicas
En el apartado de medidas económicas «para salvar el tejido productivo de la isla», plantean siete propuestas «para todos aquellos negocios que han tenido que cerrar o que han visto paralizada o reducida su actividad» por el cumplimiento de las restricciones implantadas por las autoridades sanitarias. Estas reclamaciones son: exención de la cuota de autónomos y prestación económica mensual para todos aquellos autónomos que hayan parado su actividad empresarial a causa de la pandemia; exenciones totales del la Seguridad Social de los trabajadores inmersos en procesos de ERTE; exención de impuestos de agua, luz y gas o ayudas para su pago hasta que vuelva la actividad empresarial; exención del pago del IVA generado por los alquileres de los locales el tiempo que éstos permanecen cerrados; exención del pago del IBI durante las restricciones; obligación de la rebaja de un 50% del pago del alquiler durante el tiempo de restricciones y moratorias a varios años sin recargo en el pago de hipotecas e impuestos del año 2020.

David Ortiz, de El Cigarral, solo puede servir comida para llevar

ABRE reclama igualmente ayudas para las empresas que puedan seguir su actividad pero que se hayan visto limitadas por los aforo y horarios durante este periodo. Según esta asociación en ciernes, «deberán ser ayudadas de manera proporcional a la cantidad de horas y aforo viables que se les permite».

Las últimas restricciones que acaban de entrar en vigor obligarán a cerrar todos los negocios que no tengan terraza, según la asociación, y limitarán el tiempo en el que las personas pueden disfrutar de los que queden abiertos por las noches. «Esto seguramente concentrará más clientes en los pocos sitios que permanezcan abiertos y en menos periodos del día, justo lo contrario que necesitamos, que es evitar las aglomeraciones», expresan, y recalcan que «nuestra principal preocupación es combatir la pandemia con medidas eficaces, y además tenemos que crear una hoja de ruta para que se tomen las medidas oportunas para poder mantener el maltrecho tejido productivo de la isla».

La crisis sanitaria y económica está originando cuantiosas pérdidas entre los negocios que permanecen abiertos. Las nuevas restricciones y la ampliación del toque de queda durante dos semanas más ha generado un notable descontento entre los empresarios del sector, especialmente entre los del Eixample, en el centro de la ciudad. Todos se quejan, como Luis, propietario de la cafetería Sa Parada, en Isidor Macabich, que estima que las nuevas medidas «están asfixiando a la hostelería, y eso que en los bares estamos tomando más medidas higiénicas que en otros negocios», afirma, a la vez que reconoce que seguirá abierto y aguantando «hasta que ya no podamos más». La inutilización de la barra y de las mesas del interior ha sido «la gota que ha colmado el vaso. Antes tenía a 30 personas en todo el bar y ahora solo se pueden sentar 15 afuera, y cuando empiece a hacer frío ya nadie se sentará al aire libre, como es lógico». “Tenemos que seguir pagando todos los impuestos y estamos sobreviviendo como podemos, para pagar gastos, pero la cosa se está poniendo cuesta arriba». Un claro ejemplo de la situación se refleja en el bar La Bodeguilla, en la calle Vicent Serra i Orvay, donde un cartel anunciaba ayer en la puerta el cierre del negocio «hasta nuevo aviso».

«Que nos dejen trabajar»
El restaurante Sa Vida, en la calle Bisbe Carrasco, cuyo copropietario, Ángel Ruiz, es uno de los artífices de ABRE, también atraviesa una delicada situación que intentan solventar con «mucho esfuerzo y trabajando los dueños durante interminables jornadas porque no llega para contratar a más empleados». Ruiz coincide en que las cajas actuales «solo llegan para cubrir los gastos y pagar facturas». Antes del confinamiento, este establecimiento facturaba el 85% de sus ingresos durante las cenas y ahora es al revés, «ya que nadie viene a cenar por el horario»

En la calle Aragón, el propietario del restaurante gallego Anduriña, Manuel Rivas, critica las decisiones de los políticos «porque no han servido para nada, como se está demostrando». «Que nos dejen trabajar o que al menos podamos abrir hasta las once de la noche, como en otros sitios», reclama, mientras revela que la facturación ha caído un 50%, «pero los gastos siguen siendo los mismos».

En el restaurante Es Mercat, en Abad i Lasierra, la encargada, Penélope García, lanza un mensaje de optimismo: «No nos vamos a rendir, pero nos tienen que dejar trabajar a pesar de las dificultadaes», expresa, y lamenta que «muchos empleados no han cobrado aún el ERTE y que las ayudas no llegan».

Marco Angulo, del café Oh la la, en la calle Castilla, que también abre todo el año, es de los pocos que no se muestra crítico: «Ahora parece que estamos yendo mejor que al principio, quizás porque la gente se está acostumbrado a cenar antes. Nos va bien, pero lo ideal sería que pudiéramos cerrar a las 12 de la noche».