La oleoteca Ses Escoles, en la finca Can Miquel Guasch, en la carretera de Sant Joan, acogió ayer una cata de aceite de oliva virgen extra de las variedades arbequina y picual, un taller gastronómico organizado por Eating in Ibiza, club de producto del Fomento del Turismo, con el que concluye un ciclo de gastroeventos que se inició hace un mes con un taller de flores comestibles y al que siguieron las hierbas ibicencas de Fluxà, los vinos de Can Rich, el calamar ibicenco y los vinos de Ibizkus. Con la colaboración de la Pimeef y la financiación del Consell d’Eivissa, concluye así esta campaña de promoción de productos autóctonos, cuyo reconocimiento en el mercado está en alza.

La cata de zumos de oliva, el descubrimiento de sus magníficas propiedades y el recorrido por esta finca de 2.000 olivos constituyen una verdadera masterclass para conocer al detalle todo el proceso del aceite desde que se planta el árbol hasta que se envasa el jugo de la aceituna. Neus Guasch Ribas, hija del propietario de la finca, guía la visita a la almazara donde se produce este oro líquido.

Su padre, Miquel Guasch, restaurador y fundador de la oleoteca, también recorre las instalaciones junto a la veintena de asistentes al evento para explicar cómo se lleva a cabo la producción ecológica, cómo se abona el campo, cómo hay que tratar a los árboles, cuándo hay que sulfatar para controlar las plagas o cómo se aprovechan todos los restos del olivo para generar biomasa. La recolecta se inició a finales de septiembre -«y no se recoge ni una sola aceituna del suelo», recalca- y el resultado de tantas las tareas desemboca en un aceite puro, muy beneficioso para la salud por sus polifenoles (micronutrientes) y con la garantía de calidad de la Indicación Geográfica Protegida (IGP). Intenso, afrutado, picante, dulce, sutil o herbáceo son atributos que pueden definir el sabor del auténtico aceite de oliva virgen extra, ese oro verde de dos variedades que produce Miquel Guasch, un buen ejemplo de la extraordinaria calidad del aceite autóctono.