A la izquierda de la imagen, los pivotes con cuerdas para gestionar salidas y entradas y evitar aglomeraciones de padres y madres a la salida de los niños. | Toni Planells

Dar vueltas para aparcar en la ciudad de Ibiza es un clásico que cualquiera que viva en la isla sufre cada vez que se desplaza a su capital. Si bien hay aparcamientos disuasorios en toda la periferia de la ciudad para poder llegar caminando al destino vilero de cada cual, son los habitantes de Vila quienes sufren día a día la falta de aparcamiento en sus calles. Son ellos, que tienen que aparcar allí a diario, quienes acaban recorriendo más kilómetros alrededor de sus barrios para encontrar aparcamiento dentro de los límites de la zona azul que les corresponde y que pagan de manera anual. Ahora, además, la crisis sanitaria también ha menguado el espacio para dejar el coche con espacios peatonales donde antes había aparcamientos y más recientemente con la colocación de pivotes reservando espacio delante de colegios y academias para que los padres y madres no se amontonen a la entrada y salida de los alumnos.

En uno de los barrios vileros, Sa Capelleta, algunos vecinos de Vía Púnica se quejan de que hay obras contínuas ahora han quitado más aparcamientos ocupando espacios delante de las academias de esta calle. Y es que en la misma zona se han reservado tres espacios para las academias, otra en la calle Joan Planells delante del Conservatorio. Paseando por estas aceras, un vecino, Toni, confirma este malestar y se queja de que muchas veces debe dejar el coche fuera de su zona azul residente que paga cada año, cosa que le supone un gasto que no le tocaría. Otro vecino, Vicent, coincide con Toni en que la zona es muy pequeña, que hay obras de manera continua, cargas y descargas en colegios y que los residentes no tiene espacios.

El presidente de la AA.VV. de Sa Capelleta, Miguel Ángel Cerdá, comprende el descontento de sus vecinos en cuanto a la falta de aparcamiento. Pero entiende que en estos tiempos de pandemia «sin estos sitios reservados para los chicos es un problema todavía más grave», por lo que le parece normal que se adopten estas medidas. «El problema es que la gente quiere aparcar el coche en la puerta de casa», dice Cerdá, «Ibiza debería ser casi toda peatonal», añade. Sí que reconoce que la la zona azul residente de su barrio es pequeña y se está trabajando en conseguir que el aparcamiento de la zona de Puig des Molins, «donde antes estaban los militares», se reserve para los vecinos y comerciantes de la zona.

Por su parte, los comerciantes de la zona no se puede decir que estén muy disgustados respecto a la problemática del aparcamiento en esta calle. A Rafa de Raymar le parece muy bien que se reserven espacios delante de las academias en los tiempos que corren. Que el problema del aparcamiento es un problema generalizado en toda la ciudad es un comentario común y en la cafetería Milán llegan a recomendar que caminando se llega igual de bien a cualquier sitio. En Erotic & Chic, Bea, su responsable, se queja de que algunos vecinos sí que ocupan aparcamiento por encima de lo decente, dejando sus vehículos durante días y días cuando «yo he tenido el mismo coche aparcado delante de la tienda un mes y medio». También le parece estupendo que quiten dos aparcamientos para aligerar la calle a la hora de la salida de las alumnas de las academias. Lo que sí reclama es que los comerciantes puedan tener algún derecho de aparcamiento equivalente al de los residentes.

La respuesta
Por su parte, el Ayuntamiento de Eivissa declara que en este momento se prioriza ante todo la salud y la seguridad de la ciudadanía. Que estas zonas se han habilitado no solo frente a los espacios educativos de Vía Púnica sino que también se han habilitado en los colegios para garantizar que tanto padres y madres como niños puedan guardar las distancias de seguridad que se recomiendan actualmente debido a la situación.