La falta de gamba pescada en los caladeros de Ibiza se deja notar en las pescaderías del Mercat Nou. | Marcelo Sastre

El sector de la pesca de gamba roja en aguas de Ibiza está viviendo un problema muy serio. Actualmente, y tal y como ha podido saber Periódico de Ibiza y Formentera por boca de las cofradías de Ibiza y Sant Antoni y de algunos pescadores alicantinos que faenan en las Pitiusas, la cantidad que se puede conseguir es prácticamente inexistente.

La temporada empezó bien pero ahora todo se ha venido abajo. Según la Cofradía de Pescadores de Sant Antoni, en julio se habían aumentado los kilos que se habían capturado con respecto al año pasado, pasándose de los 444 kilos de 2019 a los 666 de este 2020, pero ahora, según explica su secretario, Joan Castelló, «el que vuelve a puerto con un par de cajas ya es tremendamente afortunado».

Algo en lo que también coinciden en Ibiza. «A lo largo de todo el año estamos acostumbrados a que haya bajones ya que se sabe que la gamba funciona bien hasta junio y que luego desaparece unos meses hasta que vuelve a surgir a mediados de agosto pero cada vez se ha ido prolongando más este plazo hasta lo de este año que ha sido algo que nunca habíamos visto», asegura el presidente de la Cofradía de Ibiza, Pere Varela.

En esta misma línea habla Pepe, un marinero alicantino que lleva acudiendo con su barco de arrastre a aguas de Ibiza desde hace 23 años. «En 2019 la gamba roja ya entró en septiembre pero este año estamos a finales de noviembre y no hay ni rastro», explica mientras confirma que lo «que antes era una preocupación ahora empieza a ser un desastre porque también afecta a la langosta y a otros crustáceos».

No en vano, él y otros compañeros suyos de profesión han pasado de pescar, en un día normal unos 80 kilos de gamba roja y en un día muy bueno más de 100 a volverse a casa vacíos como en estos días. «Las últimas jornadas hemos sido optimistas y hemos vuelto a Ibiza para ver si hay suerte pero viendo como está la cosa será muy afortunado el que se vuelva a casa con tres o cuatro gambas», se lamenta.

Nadie sabe los motivos
Nadie parece ponerse de acuerdo sobre el motivo de esta preocupante situación. Desde el Consell d’Eivissa se lavaron las manos y remitieron a las cofradías quienes dudan y hablan de varias posibles causas. «Es algo que nadie tiene claro porque hay algunos pescadores que hablan de que se puede deber a los terremotos recientes que hubo en la zona, a los problemas que están generando los gaseoductos o a que hay una gran proliferación de atún, un gran depredador de la gamba roja», explica Joan Castelló desde la cofradía de Portmany.

El atún está en boca también de Pere Varela y de Pepe, el experimentado marinero. «Esto a lo mejor lo podrían asegurar mucho mejor un biólogo o un experto en el fondo marino pero por los años que llevo faenando en aguas de Ibiza creo que buena parte de la culpa la tiene el atún, al que se ha protegido mucho dejándole que prolifere casi sin control como se demuestra que antes los pescadores tenían verdaderos problemas para terminar la campaña y ahora en apenas 24 horas ya la han concluido».

Precisamente, esta proliferación del atún también puede deberse a los problemas que está originando el cambio climático. «Las temperaturas del mar cada vez son más altas y por eso los atunes que normalmente pasan tiempo aquí antes de seguir camino hacia el Estrecho hayan cambiado sus rutinas y se hayan convertido en criollos, aprovechando todas las bondades que le ofrece el agua de Ibiza», concluye Pepe.

«Cada vez menos barcos»
Otra de las causas que puede haber originado este bajón puede ser, según tanto Castelló como Pepe, el descenso en el número de barcos que vienen, normalmente desde Alicante, a faenar a Ibiza. «Cuando yo empecé hace ya más de dos décadas veníamos unos 40 barcos a la semana pero este año, por motivos laborales, de horarios o tal vez el miedo que ha generado el coronavirus, apenas hemos siete durante toda la temporada y en la última semana solo dos», explica el pescador alicantino.

Por ello, el arrastre tampoco parece una de las culpas, según los expertos. «Nosotros siempre solemos estar enfrente de la Bahía de Sant Antoni y tiramos para arrastrar con nuestra red durante unas diez o quince millas pero como no venimos y no lo renovamos, se va llenando de basura y dejándose morir», concluye Pepe.